“Yo no conocí a mi abuelo, pero mi tía me contó que él olía a bosque”.
Niño participante en Civinautas, localidad de Santa Fe.
En el marco de la celebración del Día de los Niños y las Niñas en Colombia, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC destaca la importancia de reconocer a esta población como sujetos de derechos, partícipes activos en la construcción de los territorios y gestores del patrimonio cultural, a través de programas y actividades que les benefician.
Civinautas el programa de formación en patrimonio cultural del IDPC, creado en 2013, lidera esta apuesta. Su objetivo es acercar a niños, niñas y adolescentes a la historia, las memorias, las identidades y los patrimonios culturales de la ciudad, promoviendo el reconocimiento y puesta en valor de las prácticas, manifestaciones, objetos, lugares, de sus contextos relacionales. El programa utiliza un enfoque participativo, basado en el arte, el juego y en la exploración para que los niños, niñas y adolescentes exploren y se apropien del patrimonio cultural de forma vivencial con actividades que incluyen recorridos por sitios emblemáticos, diálogos con otras personas, indagación de sus memorias y las de los territorios que habitan. El programa desarrolla sus procesos formativos en alianza con la Secretaría de Educación de Bogotá para desarrollar sus procesos en Instituciones Educativas Distritales, y con instituciones privadas, como bibliotecas comunitarias, fundaciones y organizaciones.
Tatiana Dueñas Gutierrez, líder del equipo de formación del IDPC, afirma que el trabajo con las infancias es posible y necesario, «los niños y niñas son capaces de aportar a la construcción de tejidos sociales y el patrimonio cultural es un vehículo para ello. No solamente experiencian el patrimonio desde que nacen, sino también inciden con su presencia en los territorios que habitan, solo que muchas veces no se reflexiona con ellos y ellas sobre esta capacidad. Cuando propiciamos procesos pedagógicos con niños, niñas y adolescentes, somos testigos de las experiencias que portan y todo lo que saben y valoran de sus familias, sus colegios y sus barrios, y la capacidad reflexiva y crítica sobre sus territorios, pero también la de imaginar otras maneras de habitarlo, de cuidarlo, de transformarlo y de soñarlo».

En los últimos años, la entidad ha comprendido la importancia de los procesos que se desarrollan con la participación de niños, niñas y adolescentes y lo que ellos le aportan a los programas y proyectos del IDPC, la señalética del Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural, la sala del Museo Ciudad de Papel: retratos de infancia, y la Dibujatón niños, niñas y adolescentes son un ejemplo del giro comprensivo sobre el papel activo de las infancias en la construcción del patrimonio que viene teniendo el IDPC.
El programa de formación ha contribuido a que se reconozca el papel que los niños, niñas y adolescentes tienen en el patrimonio cultural, compartiendo a los equipos de la entidad las narrativas de los niños, niñas y adolescentes sobre sus territorios o asociadas a sus proyectos, y generando procesos formativos asociados específicamente a proyectos, como es el caso del proceso que actualmente se desarrolla en articulación con la fundación Creciendo Unidos en torno al hospital San Juan de Dios, o el proceso que se impulsa en torno a plazas de mercado distritales, en articulación con la Biblioteca Comunitaria y Popular Eureka de la Plaza San Benito.
Durante la administración anterior, el IDPC atendió a 6.800 niños, niñas y adolescentes a través de procesos de formación en patrimonio, y este año tiene proyectada la atención de 1.600 en colegios y 150 en otros espacios comunitarios. La atención no se limita a encuentros aislados, sino que se trabaja, con un equipo humano interdisciplinario y altamente comprometido, en procesos continuos de formación y reflexión, que promueven la exploración, la creación, la construcción activa de conocimientos y la incidencia de esta población en sus entornos.
«Celebrar el Día de los Niños y las Niñas es recordarnos que tienen derechos, que son sujetos que merecen un interés superior que debe prevalecer sobre cualquier otra consideración. A veces como sociedad nos olvidamos de que los niños, niñas y adolescentes son personas, que son iguales a las personas adultas y que merecen una atención preferente y fechas como estas son una oportunidad para que reconozcamos a estos sujetos y sus aportes», señala Tatiana. Respecto a la relación entre infancia y patrimonio, la apuesta del IDPC es clara, «para que exista el patrimonio es necesario legarlo, y quienes reciben esos legados son las nuevas generaciones. Es vital priorizar procesos que activen esta reflexión en los niños y niñas».
Con el interés de sumarse a la celebración del día de la niñez, el Museo de Bogotá, el Museo de la Ciudad Autoconstruida y el dispositivo Casa Abierta del Hospital San Juan de Dios tienen sus puertas abiertas para compartir con las niñas y los niños a través de actividades que promueven la creatividad, el arte, la memoria y el reconocimiento del patrimonio. Con experiencias artísticas de frottage, encuentros lúdicos con juegos, canto, espacios de creación y esparcimiento, se busca que los niños y niñas reflexionen sobre la memoria colectiva y su papel como constructores de paz.
A pesar de las dificultades que enfrentan, como la migración, la pobreza o la segregación, Tatiana asegura que los procesos pedagógicos logran generar cambios significativos: «Quizás no transformamos el mundo de inmediato, pero sí sembramos una semilla de esperanza. En cada encuentro, les dejamos una forma distinta de ser tratados, de ser reconocidos como sujetos capaces».

Los niños y niñas reconocen en estos procesos la posibilidad de reinterpretar su entorno, resignificarlo y hacerlo parte de su historia personal y colectiva. Como dijo un niño de Mártires en uno de los espacios creados por el IDPC, “Antes pensaba que el patrimonio cultural era solo lo antiguo, reliquias y cosas viejas, ahora sé que el patrimonio son muchas cosas naturales, arquitectónicas, culturales, artísticas.” Asimismo, comentó otro de los participantes en la localidad de los Mártires, “Yo había escuchado la historia del hombre caimán, y la leyenda del dorado, pero no sabía que hacen parte del patrimonio cultural inmaterial, al ser contadas de generación en generación”.
Finalmente, Tatiana invita a la reflexión: «En Bogotá y en el país, hay retos inmensos. Pero si trabajamos juntos —familias, sociedad y Estado— podemos ofrecer un mejor trato, reconocer la dignidad de cada niño y niña y construir un país más justo, para las infancias».
El IDPC celebra este día y continúa comprometido con la promoción de los derechos de los niños, niñas y adolescentes, fortaleciendo su papel como agentes activos en la construcción del presente y el futuro de Colombia.