La Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte (SCRD) y el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural hacen un llamado a iniciar un diálogo plural para comprender los sentidos y las tensiones en torno a los monumentos y rechazan cualquier forma de destrucción del patrimonio cultural de la ciudad.
La SCRD y el IDPC reconocen que las narrativas del patrimonio en el espacio público están incompletas. Nuestra ciudad es diversa, acoge habitantes de todos los rincones del país. En esa medida, los acontecimientos recientes en torno a los monumentos son la suma de sentires que recogen cargas y deudas históricas que no se han atendido, de voces que se han callado, de poblaciones que han sido invisibilizadas.
Según Patrick Morales Thomas, director del IDPC: “Es el momento para ampliar el debate sobre estas representaciones que ya no están enmarcadas en los valores de la Constitución del 91, ni en la pluralidad, ni en las formas que construyen la ciudadanía en Bogotá”.
Nuestro compromiso es con la comprensión y el reconocimiento de las distintas maneras de interpretar el patrimonio mueble en el espacio público; los monumentos comunican, dan cuenta de una versión de la historia que estamos llamados a debatir y ampliar. Si se borran las huellas, si se derrumban los monumentos, se suprimen los argumentos para cooperar en torno a la construcción de nuevos proyectos de ciudad.
Sobre el monumento a Gonzalo Jiménez de Quesada
La escultura de Gonzalo Jiménez de Quesada fue un obsequio del gobierno español a la ciudad de Bogotá como símbolo de hermandad. Al estar ubicada en el histórico de Bogotá, en el área de influencia de diferentes Bienes de Interés Cultural de carácter nacional, está declarada como Patrimonio Nacional.
Fue elaborada por el escultor español Juan de Ávalos e inaugurada por primera vez el 6 de agosto de 1960 en la plazuela de la iglesia de Las Aguas. Ceremonia en la cual participó el poeta Eduardo Carranza, el alcalde de Bogotá Juan Pablo Llinás y el embajador de España Alfredo Sánchez Bella. Posteriormente y con motivo de los 430 años de la fundación de Bogotá la escultura fue trasladada a la avenida Jiménez de Quesada entre carreras octava y novena donde se realizó una nueva ceremonia en honor al fundador de Bogotá. Finalmente, la obra fue trasladada por tercera vez a la Plazoleta del Rosario donde fue inaugurada de nuevo el 7 de agosto de 1988 con motivo de los 450 años de la fundación de Bogotá.
En el año 2017, la Alcaldía de Bogotá con el apoyo de la Universidad del Rosario, entregaron completamente restaurado el monumento y a partir de ese momento esta universidad se convirtió en su adoptante, como parte del programa ‘Adopta un monumento’ del IDPC.