El Mes del Patrimonio 2024, Umbrales: Cotidianidades extraordinarias, organizado por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC con el apoyo de la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte – SCRD, reunió a más de 730 personas en una nutrida agenda de actividades que invitaron a la ciudadanía a cruzar umbrales para acercarse de distintas maneras y perspectivas a Bogotá y su patrimonio cultural. El objetivo: descubrir lo extraordinario que se oculta en la cotidianidad de la ciudad.
La programación de este mes incluyó recorridos patrimoniales, talleres pedagógicos, conversatorios y experiencias inmersivas que permitió a los participantes conectarse con la historia, el patrimonio cultural y la diversidad de Bogotá. Estas actividades no solo ofrecieron nuevas formas de explorar la ciudad, sino que también fomentaron la reflexión sobre el patrimonio como una herramienta para entender el presente y proyectar futuros más conscientes.
“Esta última edición del Mes del Patrimonio nos permitió dar a conocer la diversidad de programas y perspectivas que abordamos en el IDPC y el Museo de Bogotá para la salvaguardia y divulgación del Patrimonio Cultural de Bogotá. De allí nuestra intención de ofrecer una programación diversa dirigida a públicos de todas las edades y en distintos territorios. Es muy gratificante ver el alcance que tuvo este Mes del Patrimonio, la cantidad de personas que participaron y que consultaron nuestros contenidos; así como la visibilización permanente de las actividades por parte de los medios de comunicación, un hecho que pone en evidencia el interés de la ciudadanía en el Patrimonio cultural de Bogotá y en las historias que giran en torno a este.” señala Eduardo Mazuera Nieto, director del IDPC.
Uno de los aspectos más relevantes fue la participación de niños, niñas y adolescentes en actividades lideradas por el Programa de Formación en Patrimonio Cultural Civinautas, como un taller de arqueología y un recorrido enfocado en arquitectura. Allí vivieron experiencias y reflexiones sobre cómo los objetos y espacios transmiten memorias, imaginando nuevas formas de habitar la ciudad y proyectando sus propias vivencias en estos territorios.
“El reconocimiento de elementos patrimoniales permite que el público infantil y adolescente proyecte transformaciones del espacio desde sus propias vivencias, imaginando nuevas maneras de habitar la ciudad y las relaciones que establecen con sus territorios”, explicó Tatiana Dueñas, coordinadora del Programa Civinautas del IDPC, destacando la importancia de involucrar a las nuevas generaciones en la valoración del patrimonio.
Actividades en lugares emblemáticos como el Cementerio Central y el Hospital San Juan de Dios brindaron espacios para la reflexión sobre la memoria y la protección de los bienes patrimoniales de la ciudad. Estos encuentros profundizaron en el impacto de los procesos de preservación en la vida de quienes participaron, resaltando la importancia de la protección y documentación del patrimonio.
Cruzar los umbrales y vivir la cotidianidad de otra manera permitió a los asistentes conectar, no solo con el patrimonio material, sino también con las prácticas culturales que forman parte del patrimonio inmaterial de Bogotá. Más de 24 actividades invitaron a la ciudadanía a mirar su entorno con otros lentes y a descubrir la riqueza que se hace presente en cada rincón de la ciudad.
“Este Mes del Patrimonio me pareció espectacular. No pude ir a todos los eventos, pero los que sí, fueron un pretexto para conocer más sobre la historia de nuestro país y, sobre todo, de Bogotá. Ver cómo esos espacios emblemáticos nos permiten reflexionar sobre el pasado y el presente de la ciudad me hizo replantear cuánto realmente conozco mi entorno”, señaló Patricia Rico, habitante de la localidad de San Cristóbal y participante de actividades como el recorrido en el Cementerio Central y el conversatorio sobre restauración de bicicletas.
El Mes del Patrimonio 2024 reafirmó la importancia de abrir espacios de diálogo y exploración para descubrir, reconocer y reimaginar nuestra relación con el patrimonio. Bogotá se transformó en un escenario vivo donde lo extraordinario se reveló a quienes se aventuraron a cruzar los umbrales.
