Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

Tejiendo el espacio público: Mujeres, memoria y patrimonio

Tejiendo el espacio público: Mujeres, memoria y patrimonio

Tejiendo el espacio público: Mujeres, memoria y patrimonio

Tejiendo el espacio público: Mujeres, memoria y patrimonio

marzo 7, 2025

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La historia de Bogotá se ha tejido con muchas manos. Entre esas, las de las mujeres que han transformado el espacio público, no solo con obras visibles, sino con gestos, saberes y oficios que han asegurado que la memoria de la ciudad siga viva.

Las mujeres han sido guardianas, creadoras y narradoras de un patrimonio cultural que no cabe solo en esculturas o edificios. Han creado espacios de encuentro, de diálogo y de reflexión, lugares donde la memoria común se fortalece y se transforma con el paso de las generaciones.

En el marco del Día Internacional de la Mujer, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC reconoce a artistas, arquitectas y cuidadoras del patrimonio que, desde su trabajo y su mirada, han construido y siguen construyendo la memoria viva de Bogotá.

Artistas: creadoras de memoria en el espacio público

Las artistas que han intervenido el espacio público de Bogotá no solo han dejado esculturas, murales o instalaciones. Han inscrito en la ciudad preguntas, memorias y gestos críticos que nos invitan a leer el espacio urbano más allá de su función o apariencia. Cada obra es una capa en la memoria compartida, un testimonio de cómo el arte transforma lo común en un lugar de reflexión, de encuentro y de reconocimiento de la diversidad que somos.

Arquitectas: constructoras de memoria y ciudad

Las arquitectas que han diseñado y pensado Bogotá no solo han imaginado edificios o calles. Han cuestionado, ampliado y reescrito las formas en que habitamos el espacio público. Su trabajo integra lo material con lo simbólico, entendiendo que cada intervención es también un acto de memoria y proyección de futuro. Desde la vivienda social hasta el urbanismo ecológico, su legado demuestra que la arquitectura es una herramienta de diálogo entre la ciudad y quienes la habitan.

Guardianas del patrimonio
Las manos que cuidan la memoria de Bogotá

Las manos que construyen también preservan. A diario, en Bogotá, una serie de mujeres se encarga de que las huellas de la historia no se pierdan en el tiempo. Desde la Brigada de Atención a Monumentos – BAM y la Brigada de Intervención al Patrimonio – BIP, estas profesionales trabajan en la conservación, restauración y recuperación de bienes patrimoniales que conforman el paisaje urbano de la ciudad.

Su labor es activa e imprescindible. Gracias a su dedicación, esculturas, edificios históricos y monumentos que han sido testigos de generaciones continúan en pie, narrando su propia historia en cada grieta, en cada textura y en cada restauración meticulosa.

El trabajo de las mujeres que integran la Brigada de Atención a Monumentos – BAM y la Brigada de Intervención al Patrimonio BIP es una labor silenciosa, pero indispensable para la memoria de Bogotá. Su conocimiento técnico, su sensibilidad para leer las huellas del tiempo y su compromiso con el cuidado del patrimonio, garantizan que monumentos, esculturas y edificaciones históricas no solo sean preservados, sino que continúen dialogando con quienes habitan y recorren la ciudad. 

Cada intervención es un acto de memoria y cuidado colectivo, un gesto que conecta el presente con el pasado y abre el camino para futuras generaciones. En esta galería, les presentamos el rostro y el trabajo de las mujeres que, con manos expertas y dedicación constante, tejen la memoria de Bogotá en cada detalle restaurado y en cada bien recuperado

Luz Amorocho Carreño

Primera arquitecta titulada en Colombia y pionera en la preservación del patrimonio

Luz Amorocho Carreño (1922-2019) fue la primera mujer en obtener el título de arquitecta en Colombia, en 1945, abriendo camino en un campo históricamente masculinizado. Desde la arquitectura entendida como servicio público, Amorocho combinó la práctica profesional con la investigación, el urbanismo y la planeación, dejando un legado fundamental para la comprensión de Bogotá y la protección de su patrimonio.

Su trabajo fue clave en la consolidación de proyectos como el diseño de parques, la documentación rigurosa del campus de la Universidad Nacional y, especialmente, la planificación y conservación de importantes sectores del centro histórico de Bogotá. Fue una mujer que entendió la arquitectura como un ejercicio ético y político, donde el espacio público es siempre un lugar de encuentro entre la memoria, el presente y las necesidades sociales.

Recomendación

Para conocer a profundidad la vida, el pensamiento y el legado de Luz Amorocho, el IDPC ha publicado el libro “Luz Amorocho. Arquitecta:”, un homenaje a su vida y a su trabajo pionero. Disponible en la página del sello editorial IDPC.

Los museos de la ciudadanía conmemoran el 8M

Los museos de la ciudadanía conmemoran el 8M

En el Día Internacional de las Mujeres, el Museo de Bogotá y el Museo de la Ciudad Autoconstruida abren sus puertas para visibilizar y resaltar el papel de las mujeres en la sociedad y la ciudad.

Durante marzo, las y los habitantes de Bogotá podrán participar de un ciclo de encuentros y talleres de entrada libre y, algunos, con inscripción previa en La Candelaria y en Ciudad Bolívar. Esta programación tiene el objetivo de profundizar en las experiencias de las mujeres en distintos temas y espacios, así como reconocer a las mujeres que se dedican a cuidar las huertas y espacios de educación ambiental en el Borde Sur de la capital.

Un homenaje desde el el Complejo Hospitalario San Juan de Dios a quienes cuidan con el corazón

Elizabeth Nieto: el cuidado como acto de resistencia y solidaridad

En el entramado de historias que tejen el día a día de la ciudad, la labor de mujeres como Elizabeth Nieto recuerda que el cuidado es un acto profundo de compromiso con la vida y la comunidad. Enfermera de vocación, Elizabeth dedicó años de trabajo y entrega al Hospital San Juan de Dios, acompañando a pacientes y familias en momentos críticos, y haciendo de la empatía y la escucha parte de su ejercicio profesional.

Cuando el hospital cerró sus puertas, Elizabeth no se apartó de quienes lo habitaban ni de las necesidades que quedaron a la intemperie. Consolidó espacios de apoyo mutuo, organizó ollas comunitarias y tendió redes solidarias para alimentar a trabajadores, vecinos y habitantes que resistieron en el lugar, manteniendo viva la memoria de un espacio emblemático para la salud pública y para la historia de Bogotá.

Hoy, Elizabeth sigue tejiendo cuidado desde la acción comunitaria, llevando alimentos, apoyo y compañía a quienes enfrentan dificultades en su cotidianidad. Su historia recuerda que el cuidado trasciende los espacios institucionales y se convierte en un acto político, un gesto amoroso y colectivo que transforma realidades y sostiene la vida de muchas maneras.

Reconocer la labor de mujeres como Elizabeth es reconocer el valor de esas manos que sanan, alimentan, sostienen y dignifican la existencia de quienes les rodean, tejiendo comunidad desde la solidaridad y la resistencia cotidiana.

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