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Los Caminos Ancestrales constituyen una de las expresiones más profundas del vínculo entre el pueblo Muisca de Bosa y su territorio. Más que rutas físicas, estos caminos son hilos sagrados que conectan tiempos, saberes y espiritualidades. Trazados por generaciones anteriores y recorridos aún hoy con respeto y devoción, estos senderos guardan la memoria del tránsito ceremonial, del intercambio, de la palabra y de la ofrenda. Estos caminos también representan formas de territorialidad cultural: prácticas que expresan apropiación simbólica, afectiva y espiritual del espacio como lugar de vida y resistencia colectiva.
En la cosmovisión Muisca, caminar es un acto ritual. No se trata simplemente de trasladarse, sino de habitar el espacio con conciencia, de leer los signos del entorno, de escuchar lo que dicen los árboles, las piedras, el agua y el viento. Los Caminos Ancestrales son, por tanto, espacios de aprendizaje y diálogo espiritual con la naturaleza y los ancestros, donde cada paso es una forma de recordar y de agradecer.
Durante el Festival Jizca Chía Zhue, estos caminos adquieren una significación especial. A través de ellos, la comunidad se reencuentra con su historia y reafirma su pertenencia a una geografía viva. Al recorrerlos, se actualiza la memoria colectiva, se reactiva el vínculo con los mayores y con los lugares de poder espiritual, y se siembra en las nuevas generaciones el respeto por el territorio como un ser con vida propia.
Entre los trayectos más significativos del Festival se encuentra el paso por los sitios sagrados de la comunidad, considerados territorios de memoria y reproducción social, donde la comunidad muisca de Bosa reafirma su pertenencia ancestral. Uno de ellos es el cementerio de Bosa, lugar central en su cosmovisión mortuoria, entendida como el tránsito del espíritu hacia el más allá, acompañado por el agua y la siembra de la memoria en la tierra. Allí, la ceremonia mortuoria honra a quienes ya han emprendido el retorno a la Madre, manteniendo viva la conexión espiritual entre los ancestros y las generaciones presentes.
Otro punto de gran relevancia es la Plaza Central de Bosa, donde se ubica, según la memoria de las comunidades, la que fuera la primera iglesia del territorio. Este espacio, además de su valor histórico, es reconocido como un sitio de encuentro comunitario por lo que representa la espiritualidad y las transformaciones culturales vividas por la comunidad Muisca.
Finalmente, el recorrido incluye el paso por las principales vías de la localidad, caminos que alguna vez transitaron los ancestros y abuelos, portadores de un legado que sigue inspirando resistencia e identidad. Al recorrerlos durante el Festival, la comunidad no solo agradece su herencia, sino que fortalece el compromiso de que esta memoria y su significado cultural perduren en el tiempo.
Registro fotográfico CIM
El saber y el reconocer los caminos y sitios sagrados dentro del territorio muisca nos enseñan que la identidad, la memoria y el legado ancestral, se honra y , se protege . El Plan Especial de Salvaguardia reconoce en estos caminos son herencia viva que debe ser preservada y transmitida porque en ellos habita el alma del pueblo Muisca y la fuerza espiritual que sostiene el Festival Jizca Chía Zhue.
El Festival Jizca Chia Zhue de Bosa encuentra su sentido y arraigo en lugares simbólicos que han sido escenarios históricos para la comunidad Muisca. Estos sitios no son sólo espacios físicos, sino nodos de conexión espiritual y cultural, que se entrelazan con la vida cotidiana y el sentido de identidad de quienes participan en el festival, como lo son: la localidad de Bosa, el Cusmuy, Cementerio de Piamonte, Parroquia de San Bernardino, Río Bogotá, Cabildo Muisca, Plaza de Bosa Centro, Caminos Ancestrales, la Escuela Indígena de Bosa entre otros.
El cementerio es un lugar de gran significación dentro de la cosmovisión Muisca y en el desarrollo del Festival Jizca Chia Zhue. Aunque es común asociar los cementerios con la muerte, para la comunidad Muisca, este espacio simboliza mucho más que el final de la vida, es el lugar donde se honra el tránsito entre el mundo terrenal y el mundo espiritual, un punto de encuentro entre los vivos y los ancestros.
El cementerio de Bosa es uno de los escenarios clave en el Festival Jizca Chia Zhue, ya que aquí se realizan ceremonias y ofrendas para los ancestros, manteniendo viva la conexión entre las generaciones actuales y aquellos que ya han emprendido el viaje al otro mundo. Para el pueblo Muisca, la muerte no es un final, sino una transición hacia una nueva etapa de existencia, donde el espíritu de los difuntos sigue protegiendo a los vivos y velando por el equilibrio de la naturaleza.
Durante el festival, se realizan rituales ancestrales en el cementerio, como parte de un proceso de sanación y reconciliación con los espíritus. Las ceremonias incluyen ofrendas de alimentos, fuego y tabaco, que se presentan a los ancestros como un símbolo de respeto y gratitud. Estas ofrendas son fundamentales para mantener el equilibrio entre el pasado y el presente, asegurando que la comunidad siga recibiendo la protección y la sabiduría de sus mayores.
El cementerio también actúa como un recordatorio tangible de los ciclos de la vida. Las tumbas y mausoleos no son simplemente lugares de reposo, sino portales a través de los cuales se evoca la memoria de quienes han transitado por el mundo terrenal. Los nombres, fechas y símbolos grabados en las piedras nos hablan de la continuidad de la vida y la conexión inquebrantable entre los ancestros y las nuevas generaciones.
El rol del cementerio en el festival también tiene una dimensión comunitaria importante. Al reunirse en este espacio para honrar a los difuntos, la comunidad fortalece sus lazos, recordando que, aunque la vida es efímera, los lazos familiares y espirituales permanecen. En este sentido, el cementerio no solo es un lugar de duelo, sino un espacio de cohesión y unidad para la comunidad de Bosa.
En el marco del Plan Especial de Salvaguardia, el cementerio es un lugar que debe ser preservado no sólo por su valor físico, sino por su profunda importancia espiritual y cultural. Las ceremonias que allí se realizan representan un aspecto esencial de la manifestación del Festival Jizca Chia Zhue, y el PES busca garantizar que estas prácticas continúen transmitiendo a las nuevas generaciones. Mantener viva la memoria de los ancestros en este espacio es un acto de resistencia cultural que refuerza el vínculo entre el presente y el pasado.
Con cada ceremonia realizada en el cementerio, la comunidad reafirma su compromiso con la preservación de sus tradiciones, asegurando que los saberes y las prácticas ancestrales continúen siendo un pilar de la identidad Muisca. El cementerio seguirá siendo un lugar sagrado, donde se honra no solo la muerte, sino también la vida, la memoria y el legado de los que han sido y de los que vendrán.
El maíz es mucho más que un alimento para el pueblo muisca de Bosa: es una semilla sagrada, portadora de energía solar, tiempos y saberes. Representa el ciclo vital de la vida —nacimiento, crecimiento, muerte y renacimiento— y actúa como un lenguaje de la tierra, a través del cual la comunidad mantiene el equilibrio con la naturaleza y fortalece el cuidado colectivo.
Su siembra y cosecha no son actos únicamente productivos, sino ceremoniales. Están vinculados a los ciclos del calendario ancestral y a prácticas de agradecimiento y armonización con los elementos: el agua, el aire, la tierra y el fuego. El maíz es también medicina ritual y ofrenda a los elementales, reconocido como portador de la fuerza vital del sol y como símbolo de abundancia y renovación.
En el contexto del Festival Jizca Chía Zhue —cuyo nombre significa Bodas del Sol y la Luna—, el maíz aparece en diversas formas: como alimento ritual, en preparaciones tradicionales, en figuras y mándalas, y en las manos de los mayores que transmiten su significado a niños, jóvenes y adultos. En cada grano habita la memoria de los ancestros, así como los relatos y enseñanzas que han acompañado a la comunidad a lo largo de generaciones.
Registro fotográfico CIM
En el marco del Plan Especial de Salvaguardia, se han desarrollado espacios comunitarios de reflexión y práctica que han fortalecido la comprensión del maíz como eje de memoria y continuidad cultural. Estos espacios han permitido reconocer que su presencia en las prácticas cotidianas y ceremoniales no solo nutre el cuerpo, sino que sostiene la memoria viva de la comunidad, transmitiendo saberes entre generaciones y reafirmando la identidad cultural Muisca.
El maíz, como el festival mismo, es raíz y es flor, es memoria y es futuro. Su permanencia en la vida comunitaria es un recordatorio de que toda cultura se alimenta de aquello que siembra, cuida y honra.
Registro fotográfico CIM
El Festival Jizca Chia Zhue está lleno de símbolos y objetos que encarnan el legado ancestral de los Muiscas. Estos objetos no solo son parte del ritual, sino que reflejan la cosmogonía y la relación de la comunidad con la naturaleza y el universo. Como elementos asociados encontramos el fuego, el maíz, la serpiente, los juegos del Kinzhá, el agua, el tundama, el manto ceremonial, las máscaras, los instrumentos musicales, la totuma o vasija sagrada entre otros.
El fuego tiene un papel central en los ritos que se celebran en el Cusmuy, siendo el medio a través del cual se realizan las ofrendas. Representa también la luz y el calor que protege a la comunidad en tiempos de oscuridad, simbolizando la resistencia y la renovación.
Cada edición del Festival está asociada al cambio de fuego, que dentro del calendario Muisca implica un cambio de …. A través del Plan Especial de Salvaguardia, el fuego seguirá siendo un elemento esencial en la preservación de esta manifestación cultural, asegurando que su simbolismo y su poder continúan encendiendo los corazones de las nuevas generaciones.
El fuego es uno de los elementos más poderosos y sagrados dentro de la cosmovisión Muisca. Es símbolo de transformación, purificación y protección. Durante el Festival Jizca Chia Zhue, el encendido del fuego marca el inicio de las ceremonias, conectando a los participantes con los elementales y los ancestros. Este acto ritual, conocido como «la llama sagrada», es mucho más que un simple gesto: es una reafirmación de la continuidad de la vida, del ciclo entre el nacimiento y la muerte, y de la relación indisoluble entre el ser humano y la naturaleza.
Las sabedoras y los sabedores del pueblo muisca de Bosa tienen un rol fundamental en el cuidado del cuerpo, del espíritu y del territorio. Desde su experiencia, acompañan procesos comunitarios y familiares a través de la medicina propia, la palabra orientadora y el conocimiento ancestral, fortaleciendo el equilibrio colectivo y la vida espiritual de la comunidad.
Cada sabedora y sabedor es portador(a) de un conocimiento milenario que se transmite en la práctica cotidiana, en la escucha atenta del entorno, en el diálogo con los mayores y en la relación viva con el territorio. Su saber está tejido en la memoria de las plantas, los minerales, los cantos y los rituales que permiten armonizar a la comunidad con las fuerzas de la naturaleza y con la memoria de los ancestros.
Durante el Festival Jizca Chía Zhue, han estado presentes acompañando con plantas, armonizaciones y palabra sabia los momentos colectivos. En el Qusmuy y otros espacios sagrados, su orientación ha sido parte esencial del cuidado espiritual, guiando las aperturas, los rituales y las decisiones comunitarias.
Su presencia sostiene la espiritualidad del pueblo muisca de Bosa y fortalece los vínculos que unen a las personas con la tierra y con su historia. En el marco del Plan Especial de Salvaguardia, se reconoce que la labor de las sabedoras y sabedores es indispensable para la pervivencia cultural, la transmisión de saberes y la continuidad de las prácticas que dan sentido a la vida comunitaria.
El festival no sería posible sin las personas que le dan vida. Sus saberes, oficios y participación son fundamentales para mantener la tradición viva, transmitiendo los conocimientos a las nuevas generaciones. Como parte de la memoria viva preservada a través del Festival, se tienen los mayores y mayoras, los comuneros, las comparsas. Tejedores y tejedoras, músicos tradicionales, curanderos y curanderas, narradores, alfareros, artistas entre otros.
Son los pilares fundamentales de la comunidad Muisca de Bosa. Como sabios y sabias, son quienes guardan y transmiten el conocimiento ancestral, las costumbres, los mitos y los ritos que han dado forma a la identidad de su pueblo.
En el contexto del Festival Jizca Chia Zhue, juegan un rol esencial, guiando a la comunidad en las ceremonias, los cantos, las danzas y las ofrendas que honran a los dioses y los espíritus de los antepasados.
Estas figuras, veneradas por su sabiduría y experiencia, son las encargadas de enseñar a las nuevas generaciones el valor del respeto por la naturaleza, la importancia del equilibrio y la armonía, y el significado profundo de los rituales que se celebran durante el festival.
En cada gesto, en cada palabra, las mayoras y mayores encarnan la memoria viva de su cultura, asegurando que los saberes no se pierdan y que continúen evolucionando.
El Plan Especial de Salvaguardia reconoce la importancia de las mayoras y mayores como portadores de la memoria y de la espiritualidad del pueblo Muisca. A través de este plan, se busca garantizar que su legado perdure, no solo como testimonio del pasado, sino como guía para el futuro. Cada encuentro, cada ceremonia, cada historia contada por las mayoras y mayores es una pieza valiosa en el mosaico cultural que el Festival Jizca Chia Zhue preserva y proyecta hacia el futuro.
Durante 2024, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC) ha acompañado al Cabildo Indígena Muisca de Bosa (CIMB) en la estructuración e implementación del Plan Especial de Salvaguardia (PES) del Jizca Chía Zhue, manifestación inscrita en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del Distrito Capital (LRPCID).
Este proceso se enmarca en la consolidación de la Juntanza de Gestión del PES, un mecanismo mixto de articulación entre el CIMB y diversas entidades distritales, que busca respaldar, mediante la gestión conjunta y sostenida, el cumplimiento de las acciones definidas en el PES.
Desde el IDPC se brindó apoyo técnico al CIMB para la formulación de los Acuerdos de Funcionamiento de la Juntanza, participando en espacios clave como el Consejo de Cultura y la Espiral del PES, y contribuyendo en tareas previas a su designación formal como Secretaría Técnica, tales como la convocatoria a reuniones, la suscripción de actas y la socialización de la Planeación Estratégica. Estas acciones han estado orientadas al fortalecimiento del gobierno propio del Cabildo y a la consolidación del Jizca como corazón cultural de la comunidad muisca de Bosa.
Como resultado del trabajo conjunto, en la sesión de julio fue aprobado el documento de funcionamiento de la Juntanza y formalizando el rol del IDPC como Secretaría Técnica. Posteriormente, en la sesión de septiembre, se construyó de manera participativa el Plan de Trabajo de la Juntanza para el segundo semestre del año, y se acordó el apoyo institucional a la XXIV versión del Jizca Chía Zhue, incluyendo la divulgación de la convocatoria por parte de las entidades participantes.
En noviembre se llevó a cabo una sesión de balance en la que se evidenció el cumplimiento de las actividades previstas para el año. No obstante, se identificaron acciones planteadas en la Planeación Estratégica que requieren ser retomadas en 2025. En ese marco, el CIMB presentó una propuesta de plan de trabajo para el próximo año, y cada entidad definirá los aportes a partir de los productos esperados. El IDPC, por su parte, remitió su propuesta de acompañamiento con enfoque en dos líneas misionales: Formación y conocimiento propio, y Comunicación y divulgación.
Además del trabajo institucional, el IDPC impulsó el diálogo intercultural entre comunidades portadoras de manifestaciones patrimoniales. Un ejemplo de esto fue el encuentro entre el CIMB y la comunidad organizadora de la Fiesta de Reyes Magos y Epifanía del barrio Egipto, donde se compartieron experiencias sobre la inscripción en la LRPCID y la formulación de PES. Este acercamiento fortaleció los lazos entre expresiones culturales diversas, y proyecta, a futuro, la consolidación de comunidades de salvaguardia vinculadas al Consejo Distrital de Patrimonio Cultural (CDPC), que representen y fortalezcan las expresiones vivas del patrimonio de Bogotá.
Igualmente, se suscribió convenio con el Cabildo, mediante el cual, el IDPC apoyó al CIMB en la implementación de acciones asociadas a los procesos de transmisión de saberes, conocimiento propio y divulgación. En ese sentido, se llevaron a cabo actividades como círculos de palabra, encuentros experienciales y recreaciones del saber, desarrolladas en dos líneas principales:
Así mismo, dentro de la línea de conocimiento propio, se avanzó en el proceso de investigación sobre el cementerio como sitio sagrado de la comunidad, que hace parte de la comparsa del Jizca. Se realizaron actividades como recorridos territoriales, celebraciones mortuorias y análisis multitemporal, lo que permitió a la comunidad reconstruir la historia del cementerio y comprender las dinámicas del territorio en el sector de San Pablo de Bosa.
En cuanto a la línea de comunicación y divulgación, se desarrolló el primer capítulo del videopodcast “Memorias del Jizca”, una serie que contó con cuatro entregas y que busca visibilizar tanto el festival como el PES. En este primer episodio, el gobernador del CIMB y el director del IDPC conversaron sobre el PES y sus desafíos.
El primer episodio introduce el Plan Especial de Salvaguardia – PES como una herramienta fundamental para proteger el Festival Jizca Chía Zhue.
Este episodio invita a reflexionar sobre el papel del patrimonio inmaterial como motor de identidad, memoria colectiva y resistencia cultural.
Igualmente, la ejecución de la versión XXV del Festival Jizca Chía Zhue, realizada los días 11, 12, 13 y 14 de octubre de 2024, confirmó la solidez del camino trazado en el Plan Especial de Salvaguardia. Bajo la temática «El sentir de nuestros muertos, el saber de nuestros mayores», los siete estantillos del Plan de Vida se articularon en un proceso de planeación participativa que movilizó a más de 1.500 núcleos familiares muiscas de Bosa. Los rituales del Sol y la Luna, la comparsa, el camino de sanación y las muestras artísticas, gastronómicas y agroecológicas se realizaron con liderazgo intergeneracional —destacando el papel central de las mujeres y nuestros mayores en la transmisión de saberes— y con pleno respeto al calendario muisca. Esta fue, además, la primera versión del festival realizada bajo los lineamientos de la Resolución 935 del 15 de diciembre de 2023, que oficializa su inclusión en la Lista Representativa del Patrimonio Cultural Inmaterial del Distrito Capital. La programación posicionó al festival como vitrina distrital del patrimonio vivo Muisca, visibilizándolo de manera significativa a nivel local y distrital como un pilar de pervivencia, resistencia y proyección de la identidad Muisca. En síntesis, la edición XXIV no solo alcanzó sus objetivos de visibilización cultural y fortalecimiento comunitario, sino que cerró 2024 reafirmando su papel como una expresión viva, vigente y en expansión del legado Muisca en la ciudad.
Durante el primer semestre de 2025, a través del trabajo coordinado entre el IDPC y el Cabildo Indígena Muisca de Bosa-CIMB, se identificaron tres líneas del Plan de Acción, que de acuerdo a la misionalidad de la entidad, pueden ser apoyadas en la presente vigencia.
Una vez identificadas las líneas de trabajo, se revisaron los productos y actividades estratégicas del Plan de acción anualizado y a partir de un trabajo de concertación se definieron, actividades a trabajar en el marco del nuevo Convenio Interadministrativo entre el IDPC y el CIMB, es así, que el pasado 28 de mayo, se suscribió el Acta de inicio del Convenio Interadministrativo CI 274.2025.
El convenio contempla acciones en tres líneas concertadas:
El convenio incluye igualmente jornadas para evaluar el impacto de las actividades y realizar un cierre espiritual del proceso.
También, el IDPC realizó acompañamiento al CIMB en la postulación del Jizca Chia Zhue a la convocatoria de Korea (2025 Jeonju International Awards for Promoting Intangible Cultural Heritage). Lo anterior, es la evidencia del proceso de fortalecimiento de la gestión al interior del Cabildo Indigena Muisca.
En el marco de la Juntanza de gestión del jizca Chia zhue se consolidó el Plan de trabajo que incluye el avance en 21 Productos, a través de la participación de el CIMB y siete entidades más.
En marzo pasado se convocó la Juntanza de gestión del Jizca Chia Zhue, espacio que contó con la participación de todas las entidades que la conforman. Durante esta sesión se realizó el balance de implementación 2024 y se aprobó el plan de trabajo 2025.
En junio se realizó la segunda sesión. En esta jornada se construyó entre los miembros de la Juntanza y el CIMB; los avances del primer semestre para cada una de las actividades concertadas para la presente vigencia.
El PES del Jizca Chía Zhue es un proceso vivo construido junto con las comunidades guardianas del territorio. Estas cápsulas audiovisuales presentan, de manera sencilla y cercana, los fundamentos, el camino recorrido y el sentido cultural que da origen a este Programa de Ejercicio de los Derechos Culturales.
En ellas podrás conocer qué es el PES, cómo se construyó, cuáles son sus líneas de acción, su relación con el origen y los símbolos que lo sostienen, así como las formas en que la cultura se vive y se expresa en el territorio.