Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

Patrimonio cultural en la reforma a la Ley General de Cultura: una oportunidad que no se puede perder | Revista Cambio

Patrimonio cultural en la reforma a la Ley General de Cultura: una oportunidad que no se puede perder | Revista Cambio

Patrimonio cultural en la reforma a la Ley General de Cultura: una oportunidad que no se puede perder | Revista Cambio

Patrimonio cultural en la reforma a la Ley General de Cultura: una oportunidad que no se puede perder | Revista Cambio

junio 27, 2025

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Crédito foto portada: Colprensa
Artículo publicado originalmente en Cambio

Diego Parra Cortés, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC), reflexiona sobre el papel del patrimonio cultural en el Proyecto de Ley 630 de 2025, que busca reformar la Ley General de Cultura. Según Parra, hay una oportunidad real para incluir en esta iniciativa un componente estructural alrededor del patrimonio como campo de derechos culturales.

Vivimos un momento crucial. La reforma a la Ley General de Cultura, radicada ante el Congreso como Proyecto de Ley 630 de 2025, representa una oportunidad real para transformar la manera en que entendemos, gestionamos y proyectamos la cultura en Colombia. Se trata de un esfuerzo legítimo y necesario por replantear las reglas del sector, equilibrar las apuestas, reconocer la diversidad y fortalecer su sostenibilidad. Acompañamos esa intención con entusiasmo.

Pero si esta reforma quiere ser verdaderamente estructural, no puede dejar por fuera al patrimonio cultural. Su ausencia en aspectos clave del proyecto pone en riesgo décadas de trabajo, debilita herramientas que ya mostraban limitaciones y desconoce los avances logrados desde los territorios. Desde la experiencia de Bogotá, ciudad con una riqueza patrimonial inmensa y una institucionalidad activa, proponemos algunas claves para que esta oportunidad no se desperdicie.

Diego Parra director del IDPC
Diego Parra Cortés, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural (IDPC)

Lo estructural que falta

El proyecto de ley no menciona al patrimonio cultural ni en su objeto ni en su ámbito de aplicación, lo que reduce su jerarquía dentro del sistema cultural. Esta omisión impide que el patrimonio se reconozca como un componente estructural de la política pública cultural, y lo relega a un lugar decorativo.

Además, aunque se hace referencia al enfoque de derechos, el vínculo entre estos y el patrimonio cultural permanece débil. El patrimonio no es solo un conjunto de bienes a conservar: es un campo en el que se ejercen derechos culturales, se construyen memorias colectivas y se expresa la diversidad. Esa dimensión, clave para cualquier legislación cultural del siglo XXI, no se desarrolla.

También preocupa la falta de articulación con los entes territoriales. El proyecto alude a un sistema nacional de cultura, pero no define cómo se coordinarán responsabilidades, financiamiento ni capacidades técnicas entre la Nación y las entidades locales, que en la práctica son las principales responsables de la gestión patrimonial.

Por último, el patrimonio aparece de forma fragmentada en la estructura del proyecto, sin articulación transversal con áreas como la educación, la planificación urbana, la cultura viva o la participación ciudadana. Una ley cultural moderna debería integrar el enfoque patrimonial en todos los componentes del sistema, reconociendo que la sostenibilidad del patrimonio se construye colectivamente, desde el conocimiento local y con la ciudadanía como protagonista.