Desde su adopción en abril de 2021 con la Resolución 088 de ese año, modificada por la Resolución 092 de 2023, del Ministerio de las Culturas, el Plan Especial de Manejo y Protección del Centro Histórico de Bogotá (PEMP-CHB) se ha convertido en un instrumento importante para transformar las dinámicas del territorio y mejorar la calidad de vida de quienes habitan, visitan y trabajan en el corazón histórico de la ciudad.
A través de una gestión coordinada entre el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC y más de 25 entidades distritales, este plan ha sentado las bases para una revitalización del centro basada en la memoria, la participación ciudadana y el desarrollo sostenible.
Una de las mayores fortalezas del PEMP-CHB ha sido su enfoque integral. El plan no se limita a la conservación arquitectónica, sino que reconoce la complejidad del Centro Histórico como un espacio donde convergen lo material, lo inmaterial y lo natural.
En sus primeras fases de implementación se han logrado activar más de 46 procesos territoriales, con 111 actividades que van desde la mejora del espacio público hasta la revitalización de oficios tradicionales como la joyería, la forja y la lavandería. Estas acciones no solo han permitido recuperar espacios físicos, sino también fortalecer la identidad cultural y la cohesión social de los barrios.
Un ejemplo de esto es el trabajo realizado en el barrio Las Cruces, donde el proyecto Barrios Vitales permitió mejorar las condiciones del entorno urbano y generar espacios de diálogo con la comunidad. A esto se suma la labor realizada en los lavaderos del barrio, Antigua Fábrica de Loza, donde se ha visibilizado la historia de las lavanderas como parte del patrimonio inmaterial de la ciudad. Igualmente, la activación del sector joyero de La Candelaria ha contribuido a la recuperación económica del oficio y ha posicionado al Centro Histórico como un destino cultural y turístico de alto valor.
Gestión del territorio
Otra gestión importante ha sido el inicio de la puesta en marcha del Sistema de Gestión y Gobernanza, con el piloto del Comité Único de Participación Integral – CUPI del PEMP-CHB, instancia de participación ciudadana que permite a los diferentes actores del Centro Histórico incidir directamente en la gestión del territorio. Se ha promovido un enfoque de gobernanza colaborativa, en el que se reconocen las distintas voces que dan vida al centro: líderes comunitarios, organizaciones sociales, instituciones educativas, comerciantes, y entidades distritales.
Simultáneamente, la Casa Abierta, ubicada en el Palomar del Príncipe, se ha consolidado como un espacio fundamental de diálogo, formación y encuentro. Allí se han desarrollado más de 40 actividades, como talleres para el conocimiento de la norma urbana, encuentros con entidades públicas, recorridos patrimoniales y actividades culturales. Todo esto ha contribuido a que el PEMP-CHB no sea sólo un documento técnico, sino una oportunidad concreta para mejorar la vida cotidiana en el centro de Bogotá.
Acciones efectivas
Se estima que más de 12.500 personas se han beneficiado con los procesos avanzados, es decir, más del 22% de la población del ámbito. Esto, gracias a una fuerte articulación interinstitucional que garantiza la sostenibilidad de las acciones emprendidas. Además, se ha fortalecido el sentido de apropiación ciudadana sobre los patrimonios, promoviendo un enfoque que va más allá de la conservación y se centra en la revitalización cultural, económica y social.
Ejecuciones como la intervención de ejes representativos, el acompañamiento a proyectos como la Avenida Comuneros y el fortalecimiento de la estrategia de movilidad, muestran cómo el plan ha logrado traducir su marco normativo en acciones efectivas sobre el territorio.
Igualmente, se ha consolidado la iniciativa de Reúso de edificaciones, la cual busca revitalizar edificios abandonados o subutilizados para generar nueva oferta residencial. Y, con la adopción del Manual de uso y el Protocolo de préstamo de la Plaza de Bolívar, se definieron parámetros claros para el disfrute y conservación de este importante espacio público patrimonial.
No obstante, se reconoce la complejidad de los territorios que comprenden el área PEMP y las problemáticas existentes en ellos, como son la habitabilidad de calle, las obras ilegales y el aprovechamiento no autorizado del espacio público, así como el manejo inadecuado de las basuras. Estas problemáticas se siguen gestionando desde el IDPC y resolviendo desde las diferentes entidades distritales, de acuerdo a sus competencias.
Trabajo articulado
La gestión ha estado marcada por la concertación institucional con entidades clave como el Instituto Distrital de Gestión de Riesgos y Cambio Climático, la Empresa de Acueducto y Alcantarillado de Bogotá, el Departamento Administrativo de la Defensoría del Espacio Público y alcaldías locales; y por la participación activa en encuentros, mesas de trabajo y asesorías ciudadanas. En estos se realiza el seguimiento periódico de cada acción, destacando la importancia de la planificación continua, el control de avances y el ajuste de metas conforme al contexto. Estos logros reflejan el cumplimiento del corto plazo del PEMP, consolidando su papel como herramienta transformadora en la recuperación y sostenibilidad del Centro Histórico.
Finalmente, para el año 2024, el PEMP logró articularse de forma directa con el plan de desarrollo Bogotá Camina Segura, mostrando una capacidad de armonizar diferentes instrumentos de planeación para un fin común que busca proteger, conservar y mantener el Centro Histórico, y que seguirá haciéndolo con todos los planes de desarrollo que se realicen en adelante.
Es así como, durante los primeros cuatro años de implementación del PEMP del Centro Histórico de Bogotá, se ha consolidado un modelo de gestión interinstitucional que articula proyectos estratégicos con acciones territoriales concretas. Se observa la gestión detallada de intervenciones en espacio público, patrimonio construido, movilidad y gestión ambiental.
Con todo esto, el Plan Especial de Manejo y Protección PEMP del Centro Histórico demuestra que el patrimonio cultural impulsa una ciudad más habitable, equitativa y con proyección hacia el futuro, y continuará tejiendo y equilibrando el corazón de Bogotá durante sus 20 años de vigencia.