Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

Crear en colectivo, cuidar en colectivo. A un año de la implementación del PES del Teatro de Creación Colectiva en Bogotá

Crear en colectivo, cuidar en colectivo. A un año de la implementación del PES del Teatro de Creación Colectiva en Bogotá

Crear en colectivo, cuidar en colectivo. A un año de la implementación del PES del Teatro de Creación Colectiva en Bogotá

Crear en colectivo, cuidar en colectivo. A un año de la implementación del PES del Teatro de Creación Colectiva en Bogotá

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En Bogotá, el teatro no solo se pone en escena: se conversa, se camina, se cuida. Y desde hace más de cincuenta años, existe una manera de crearlo que se aparta de la verticalidad y le apuesta al encuentro, al proceso, a la colectividad. Se llama teatro de creación colectiva, y desde 2023 hace parte de la Lista Representativa de Patrimonio Cultural Inmaterial del ámbito distrital. Pero este reconocimiento no fue un punto final. Fue la apertura de una escena más amplia: la de su salvaguardia, esa palabra que suena técnica, pero que en este caso significa acompañar una práctica viva sin atraparla. Cuidarla sin encerrarla.

Por eso, en el marco del Día Mundial del Teatro, celebramos el primer año de implementación del Plan Especial de Salvaguardia – PES: una herramienta construida colectivamente para garantizar que la creación colectiva no solo sea recordada, sino que siga respirando, expandiéndose y transformando la manera de hacer y pensar el teatro en Bogotá.

Una escena que no se dirige sola

Foto:  La Guarida del Zorro

La implementación del PES no ocurre desde un escritorio ni se decreta desde un despacho. Es guiada por un espacio participativo llamado Colectivo de Salvaguardia, un grupo de trabajo conformado por representantes del sector teatral —grupos comunitarios, colectivos independientes, teatros de larga duración, académicos e investigadores— y por instituciones distritales como el IDPC, Idartes y la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte – SCRD. Juntas, estas voces diversas definen los pasos, afinan prioridades, resuelven nudos y sostienen el proceso.

Uno de los integrantes de este colectivo es Ricardo Flórez, de la Corporación Cultural Teatro del Sur, quien representa los procesos de teatro comunitario de la ciudad. Para él, este primer año ha sido revelador:

“Uno pensaba que éramos unos pocos, pero para alegría de todos, la creación colectiva es un motor de creación teatral en la ciudad. Está muy presente, sobre todo en el teatro comunitario. Darse cuenta de eso ha sido una gran sorpresa”.

Un proceso que se abre

Esa sorpresa, sin embargo, no fue inmediata. Ricardo reconoce que en las primeras etapas del proceso surgieron dudas legítimas desde varios sectores: 

“Inicialmente se sentía que este era un proceso exclusivo del Teatro La Candelaria. Era una sensación, pero luego entendimos que se estaba realizando una indagación seria por los grupos que hacen parte. Y eso es lo que hay que seguir fortaleciendo: que este es un proceso colectivo del sector teatral de Bogotá, no de un solo grupo”.

Esta percepción tiene una raíz comprensible: el Teatro La Candelaria lideró la postulación inicial firmando un convenio con el IDPC para identificar el valor patrimonial del sistema de creación colectiva y es el grupo que históricamente ha sido el referente más visible de la creación colectiva en Colombia. Pero el proceso ha crecido y se ha abierto, y uno de los logros más importantes del primer año ha sido justamente ese: romper la idea de que la creación colectiva se reduce a una sola experiencia.

Foto: Muerte, resurrección y muerte
Teatro Experimental de Fontibón – Idartes

"Somos un montón de grupos los que estamos vinculados, y faltan muchos más. Hay trayectorias distintas, formas propias de crear. Eso es lo que enriquece este proceso. Es de todos los teatreros y teatreras que hacen creación colectiva en la ciudad”, señala Ricardo.

Investigar para no perderse

Foto: Aquiles o el guerrillero – Fundación Teatro Quimera

A lo largo de 2024, se realizaron varias sesiones del Colectivo de Salvaguardia. En ellas se construyó de manera conjunta el plan de acción a diez años del PES, se priorizaron actividades y se puso en marcha el diseño de un instrumento para el mapeo de grupos y espacios de creación colectiva. Esa tarea —que se realiza junto con el Observatorio de la SCRD e Idartes— es clave para consolidar un directorio vivo de quienes practican y sostienen esta metodología en Bogotá.

Como dice Ricardo, todavía estamos en la etapa de investigación:  

“Estamos en esos primeros pasos, siendo fieles al cronograma. Es un proceso largo, pero necesario. No se puede cuidar lo que no se conoce. Y por eso este primer año ha sido tan importante”.

También se inició la gestión de un convenio con la Universidad Distrital, que permitirá abrir un seminario y un taller de formación en creación colectiva. Esta línea responde a una preocupación que varios integrantes del colectivo comparten: 

“En las escuelas de teatro de Bogotá, la creación colectiva no aparece en los planes de estudio. Solo se aborda si algún docente lo propone. Es increíble que un método tan nuestro, tan colombiano, no esté presente en la formación de los futuros actores y actrices del país. Esa es una discusión compleja, pero necesaria”.

Cuidar sin domesticar

Implementar el PES también ha implicado ensayar formas de colaboración con las instituciones públicas sin que éstas impongan sus tiempos o lógicas. 

“La institucionalidad está apoyando el proceso de la creación colectiva del sector teatro y desde ahí ha sido un apoyo. Ayuda a encontrar la resolución de algunos nudos, a desatarlos, no hemos sentido que impongan cosas. Es el sector teatral el que está siempre proponiendo las líneas de trabajo, lo que ellos ayudan es a aclarar el camino y en ese proceso ha sido un apoyo, porque es un proceso que dura 10 años”.

Foto: Mancuspias y otros juegos –
Fundación Teatro Quimera – Desorbita

Cuidar una práctica como esta no es tarea de oficina. Es hablar de ella, compartirla, sostenerla. “Es un reto, pero no un reto pesado. Es un reto amable”, dice Ricardo. “Yo lo hablo con amigos, con otros grupos, con redes de creación. Porque es un orgullo que algo tan importante se haya reconocido como patrimonio vivo”. Por eso, recomienda leer el documento del PES, Usos, proyección artística y social del teatro de creación colectiva en Bogotá

“Porque en el arte hacen falta estos ejercicios de sistematización. Porque es una herramienta que da pistas, que propone una política cultural desde el hacer. Y porque marca un camino de cuidado sin encierro, sin museo”.

Raíces profundas, apuestas vivas

Quienes han acompañado este proceso desde sus orígenes saben que la creación colectiva no surgió de una moda ni de una técnica importada, sino de una búsqueda: la de un teatro propio, enraizado en la realidad colombiana. Jorge Prada, actor, docente e investigador vinculado al PES desde 2021, lo recuerda bien:

“Aplaudo que este proceso haya sido declarado patrimonio inmaterial de la ciudad. La creación colectiva es una de las características más fuertes del teatro colombiano. Y este PES nos permite proteger un sistema que surgió en medio de esa búsqueda de identidad teatral que empezó en los años 70”.

Desde el Teatro Experimental de Cali, con su método sistematizado, hasta el enfoque abierto y procesual del Teatro La Candelaria, la creación colectiva ha echado raíces profundas. En esas raíces, la figura de Santiago García ocupa un lugar central:

“El TEC organizó un método; La Candelaria, con Santiago García, dejó una dramaturgia de altísima calidad. Cada proceso era único, pero todos compartían una ética, una mirada al país y un respeto por el grupo como unidad creadora. La creación colectiva es una polifonía que privilegia lo comunitario”.

Foto:  Mancuspias y otros juegos – 
Fundación Teatro Quimera – Desorbita

Una invitación a seguir el proceso

Para profundizar en los avances y aprendizajes de este camino de salvaguardia te invitamos a consultar la Bitácora I. Este documento recoge las memorias del primer año de implementación del PES, detallando las acciones emprendidas, los desafíos enfrentados y las proyecciones a futuro. Es una herramienta esencial para comprender cómo se está tejiendo colectivamente la salvaguardia del teatro de creación colectiva en Bogotá.

¿Por qué leer el PES del Teatro de Creación Colectiva?

Porque va más allá de describir una técnica teatral: nombra y defiende una forma de estar en el mundo

El PES no se limita a registrar procedimientos escénicos. Reconoce en la creación colectiva un modo de vida que implica ética, afecto, convicción política y pensamiento crítico, en diálogo constante con la realidad del país.

Porque reivindica la figura del grupo como núcleo vital del arte escénico

A contracorriente de las lógicas de producción individualista o empresarial, el documento desarrolla una reflexión lúcida sobre el grupo teatral como espacio de autonomía, resistencia y construcción cultural sostenida, retomando el pensamiento de Santiago García y otras voces del campo teatral.

Porque es una memoria coral construida desde el hacer, no desde el deber ser

El PES fue tejido por artistas, colectivos, gestores e instituciones a través de entrevistas, talleres, debates, mapas y ejercicios críticos que plasman una experiencia viva. No es un manual técnico: es una narrativa situada, con espesor político y sensibilidad escénica.

Porque propone una política cultural distinta: centrada en el cuidado, no en la tutela

Las 5 líneas de acción y sus 48 actividades no buscan institucionalizar la práctica ni congelarla en el tiempo, sino acompañar sus movimientos, fortalecer sus condiciones de existencia y ampliar sus resonancias sociales, pedagógicas y territoriales.

Porque desplaza el foco del “producto teatral” hacia el proceso como apuesta estética

La creación colectiva no se agota en una obra ni en una temporada. El PES reivindica el ensayo, el diálogo, la investigación escénica y la producción simbólica como fines en sí mismos, desafiando las lógicas de resultado inmediato.

Porque es un documento útil para cualquiera que se pregunte cómo se protege lo intangible sin hacerlo fósil

El PES logra lo difícil: pensar la salvaguardia sin nostalgia, sin patrimonialismo vacío. Ofrece herramientas conceptuales y metodológicas para acompañar lo vivo sin encasillarlo, para cuidar sin domesticar.

Porque está escrito con honestidad política

No maquilla tensiones ni contradicciones. Reconoce los desafíos de implementar un plan de largo aliento, las resistencias a las formas colectivas, y los límites de las instituciones. Y aún así, apuesta. Esa es su fuerza.

Implementar el Plan Especial de Salvaguardia del teatro de creación colectiva no es solo poner en marcha un conjunto de acciones: es asumir el cuidado activo de una práctica que desafía la lógica del resultado inmediato, que privilegia el proceso sobre el producto, y que entiende la creación como una forma de vida compartida. Este PES no busca encerrar la creación colectiva en un marco institucional, sino acompañar sus movimientos, amplificar sus sentidos y garantizar que siga siendo posible hacer teatro desde la conversación, la escucha, la diferencia y el disenso.

Lo que está en juego con este proceso no es únicamente la preservación de un sistema teatral, sino la defensa de un lenguaje cultural profundamente político, que ha hecho del grupo, del ensayo colectivo, del actor como sujeto creador y del arte como pregunta crítica, una apuesta por imaginar otros mundos posibles. La implementación del PES es, en esencia, un acto de confianza en el poder del arte para transformar lo común —y en el poder de lo común para sostener el arte—.

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