En la capital de Colombia también hay campo. No en los márgenes, sino en el corazón de lo que somos. En Usme, el sur de la ciudad no marca una frontera entre lo urbano y lo rural, sino un territorio de encuentro donde conviven memorias, prácticas y lenguajes distintos que, puestos en diálogo, amplían nuestra idea de ciudad.
El próximo domingo 19 de octubre, Usme volverá a ser el punto de encuentro entre lo urbano y lo rural con la realización del Festival Patrimonios en Ruana 2025: artes, saberes y oficios rurales, una jornada para reconocer las prácticas, oficios y memorias que sostienen la vida campesina en el sur de Bogotá.
Organizado por el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC y el Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme – PAPCU, el festival es posible gracias al trabajo articulado entre entidades del sector cultural y ambiental, que han hecho de este encuentro un ejemplo de gestión interinstitucional y comunitaria. Son aliados estratégicos de esta edición la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte – SCRD, la Secretaría de Salud, Secretaría Distrital de Desarrollo Económico, el Instituto Distrital de las Artes – Idartes, con el Festival Internacional de Arte y Ruralidad, que tendrá en este escenario su gran cierre; el Planetario de Bogotá, el Jardín Botánico de Bogotá, el Instituto Colombiano de Antropología e Historia – ICANH, la Alcaldía Local de Usme – ULATA y la Biblioteca Público Escolar La Marichuela.
“El Festival Patrimonios en Ruana es una invitación a mirar la ciudad desde sus raíces. En Usme, la ruralidad no está en los márgenes: es el pulso que alimenta la vida bogotana. Cada taller, cada conversación, cada recorrido es una forma de reconocer que el patrimonio no se conserva en vitrinas, sino en las manos y las memorias de quienes habitan y cuidan el territorio”, afirmó Diego Parra Cortés, director del IDPC, agregando que en su sexta edición, el Festival destaca los valores de la vida campesina, entendida no como un pasado folclórico, sino como un presente que produce ciudad.

Patrimonios en Ruana —Artes, saberes y oficios rurales— pone en foco que tejer, cultivar, parir, cocinar, sembrar, curar, hacer cerámica, narrar o caminar el territorio son prácticas que sostienen la vida y construyen futuro. Desde una mirada intercultural y comunitaria, el festival invita a escuchar y reconocer esas prácticas como espacios vivos de aprendizaje y reciprocidad.
Además de la articulación institucional, el festival se enriquece con el compromiso y la participación activa de organizaciones comunitarias del territorio que fortalecen los lazos entre patrimonio y vida rural. Entre ellas: la Fundación Colectivo Memoria, Comuniaves, la Biblioteca Agroecológica Rural El Uval, Semilleritos de Vida Campesina, la Fundación Guiando Territorio y Almanaques Agroecológicos Bogotá Rural FCM. Este tejido entre instituciones y comunidad reafirma que el patrimonio no se administra, se cultiva colectivamente.
Seis años de encuentro con la ruralidad
La historia del Festival Patrimonios en Ruana cuenta un proceso de crecimiento y aprendizaje conjunto.

En 2020, su primera versión en el predio El Carmen acercó a la ciudadanía a los patrimonios de Usme, activando el diálogo con la economía campesina y las expresiones culturales locales.

En 2021, conCiencia comunitaria desplegó actividades artísticas, ambientales, gastronómicas y de arqueología pública en el área arqueológica protegida de Bogotá, subrayando el valor de aprender con y desde las comunidades.

En 2022, Un convite para cosechar la memoria insistió en el encuentro como forma de cuidado y reconocimiento de los legados de la Bogotá rural.

Y en 2023, por primera vez, el Parque abrió la totalidad de su área para recorridos y experiencias en los tres domos —Pigua, Guapucha y Soche—, invitando a vivir los legados de la ruralidad.

En 2024 el Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme recordó porqué ha sido la casa y el corazón de este proceso: un espacio que articula arqueología, naturaleza y cultura, y que ese año profundizó en las memorias del sur de la ciudad, reafirmando la idea de un patrimonio que se construye entre muchas manos.
Una programación para aprender haciendo
El festival se organiza en escenas vivas de conversación y práctica.
En el Domo Guapucha, los diálogos abren preguntas sobre el equilibrio entre lo agrícola y el páramo —cómo producir sin quebrar los ciclos del agua— y sobre las vidas campesinas y la economía popular, o cómo se sostiene la vida en clave de oficios y redes.
En el Domo Soche, el tejido aparece como método: Tejiendo el agua y la memoria, un conversatorio vivencial sobre memoria, territorio y partería como guardiana de la vida; Diario de viaje, que explora la Estación Olarte Camacho; y Arqueomemoria: aula viajera, que acerca la arqueología pública a las preguntas del presente.
En el Domo Pigua, las exposiciones Semillando: cosechar el pasado, sembrar el futuro y Somos páramo reúnen materiales, voces y procesos para leer las continuidades entre paisaje, oficios y comunidad. Además, el recorrido ambiental Caminando y tejiendo memorias del agua y el cuidado de las plantas / La Requilina está viva propone reconocer la zona como una gran aula abierta, donde el aprendizaje ocurre a paso lento, con la quebrada y las huertas como maestras.
El Festival Patrimonios en Ruana 2025, que en esta oportunidad también es el cierre del Festival Internacional de Arte y Ruralidad – FIAR, organizado por Idartes, contará con una muestra cultural diversa y vibrante que celebra el talento local y la riqueza de las expresiones rurales en Bogotá. En esta edición que es toda una celebración de la bogotaneidad en todos los sentidos, el público podrá disfrutar de la presentación de siete agrupaciones que reflejan la vitalidad artística de las localidades de la ciudad: la Escuela de Música de Ciudad Bolívar, las Escuelas de Música Campesina Rural de Usme, Ciudad Bolívar, San Cristóbal y Bosa, además de Ángeles Entre Nubes, que llevará música, memoria y tradición desde la cima de Bogotá. También participarán Talento Señorial, Mujeres Quibanas con su danza rural de Ciudad Bolívar, Danza Suyay con ritmos de merengue y rumba, y Suasaga, agrupación que conecta con la música ancestral y de sanación.
Nada aquí es un espectáculo aislado. Cada actividad dialoga con las líneas curatoriales del festival -tejer, cultivar, alimentos, cerámica y partería-, ejes que entrelazan oficios, intercambios y memorias. La intención no es mostrar, sino poner en común.
Patrimonios en Ruana no exhibe un patrimonio terminado: acompaña procesos. Por eso su escenario natural es el Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme, un lugar que entiende el patrimonio como tejido de significados en movimiento, donde cada edición abre caminos para recorrer, aprender y conversar con la comunidad y el paisaje.
La bogotaneidad que aquí se propone no desconoce la ciudad construida; la amplía. Reconoce que la ruralidad también es ciudad, que el campo vive en la urbe y que en sus manos se siembran los futuros posibles. Esa es la apuesta del festival: valorar las prácticas que cuidan el agua y la biodiversidad, y fortalecer las organizaciones comunitarias que han sostenido el territorio.