Durante la Jornada de Reinducción 2025 del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural — IDPC, celebrada en el Planetario de Bogotá, el director Diego Parra Cortés compartió con todo el equipo institucional las apuestas estratégicas que guiarán su gestión.
«El patrimonio tiene que ser protagonista en los proyectos estratégicos de ciudad, tanto en los que ya están andando, como en futuros.”, afirmó, al destacar el rol técnico y asesor del IDPC dentro de la administración distrital.
Entre las prioridades planteadas está la optimización de los procesos de estudio, evaluación y aprobación de intervenciones, entre otros trámites relacionados. Pero este objetivo, aclaró, no se trata solo de cumplir con procedimientos legales, sino de hacer que la ciudadanía acceda y se apropie cada vez más del patrimonio cultural de Bogotá.
La intervención del director, también incluyó el anuncio de parte de la agenda de obras en el marco de su gestión: la participación en la restauración del Teatro San Jorge, junto con Idartes, la iluminación patrimonial de la Plaza de Bolívar y su futura restauración integral, la primera fase de la restauración de los Columbarios del Antiguo Cementerio de Pobres, así como la consolidación del Parque Arqueológico y del Patrimonio Cultural de Usme. “Vamos a hacer grandes obras. Vamos a intervenir el patrimonio cultural de la ciudad”, aseguró, destacando que no se trata de una lista cerrada: “Innumerables son las necesidades, e innumerables serán nuestras gestiones para concretarlas”.
Parra también resaltó el papel de los Planes Especiales de Manejo y Protección (PEMP) en el reconocimiento de las diversas maneras de habitar y ordenar la ciudad, además de la divulgación y la apropiación social del patrimonio como ejes estructurales. “Vamos a tener un Museo de Bogotá con una programación cada vez más amplia, enfocada en públicos familiares y en una diversidad de públicos interesados en conocer las historias de la ciudad”.
Frente a un equipo interno reunido y atento, el director dejó una pregunta que resume el horizonte político y cultural de su gestión:
“No es solamente qué estamos protegiendo, sino sobre todo para quién estamos protegiendo el patrimonio cultural de la ciudad”.
Una pregunta que no se responde desde la técnica únicamente, sino desde la escucha, el diálogo y la posibilidad de imaginar juntos una ciudad en la que el patrimonio sea un derecho vivo, compartido y transformador.