Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

Cuando el patrimonio se dibuja: así se vivieron las dos ediciones del Premio Dibujatón 2025 del IDPC

Cuando el patrimonio se dibuja: así se vivieron las dos ediciones del Premio Dibujatón 2025 del IDPC

Cuando el patrimonio se dibuja: así se vivieron las dos ediciones del Premio Dibujatón 2025 del IDPC

Cuando el patrimonio se dibuja: así se vivieron las dos ediciones del Premio Dibujatón 2025 del IDPC

diciembre 19, 2025

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Durante 2025, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC llevó a cabo dos ediciones del Premio Dibujatón que convirtieron el dibujo en un lenguaje común para acercarse al patrimonio de Bogotá. Niñas, niños, adolescentes, jóvenes y personas adultas participaron en jornadas abiertas y emotivas que demostraron que el patrimonio no solo se contempla: se recorre, se conversa, se habita y, sobre todo, cobra vida cuando es reinterpretado a través de los trazos ciudadanos.

El Premio Dibujatón se consolidó en 2025 como un espacio de encuentro intergeneracional donde el patrimonio dejó de ser una idea distante para transformarse en una experiencia viva, sensible y compartida. A través de dos ediciones —el Premio Dibujatón: Activación Mes del Patrimonio 2025 y el Premio Dibujatón: niños, niñas y adolescentes 2025, dibuja tu patrimonioel IDPC propuso al dibujo como una herramienta de memoria, apropiación y creación colectiva.

Ambas jornadas demostraron que el patrimonio se activa cuando las personas se detienen a observar su entorno, dialogan con la historia que lo habita y la reinterpretan desde sus propias miradas. En una plaza de mercado centenaria y en casas coloniales del Centro Histórico, los participantes transformaron el acto de dibujar en un gesto de reconocimiento, afecto y proyección de futuros posibles para la ciudad.

Dibujatón en la Plaza de Mercado Las Cruces: dibujar la memoria viva de la ciudad

El Premio Dibujatón: Activación Mes del Patrimonio 2025 se realizó el sábado 27 de septiembre en la Plaza Distrital de Mercado Las Cruces, la más antigua de Bogotá y un símbolo vivo de la memoria popular. En el marco de su centenario, este espacio patrimonial se convirtió en el escenario de una jornada colectiva que invitó a redescubrir la ciudad a través del dibujo.

Dibujar Las Cruces fue mucho más que representar un edificio histórico construido en la segunda década del siglo XX. Fue reconocer a la plaza como punto de encuentro barrial, como lugar de confianza, solidaridad y diversidad cultural, y como un escenario donde la vida cotidiana ha tejido, durante cien años, la identidad del barrio y de la ciudad. Vivanderos, vecinos y trabajadores ocuparon un lugar central en esta memoria compartida, pues son ellos quienes han sostenido la permanencia y el sentido comunitario de la plaza a lo largo del tiempo.

“Las dibujatones son un ejercicio colectivo en el que la ciudadanía reconoce, imagina y transmite la memoria de la ciudad desde la creatividad. Este año, con la Plaza de Mercado Las Cruces como protagonista de su centenario, el encuentro adquirió un valor especial: no solo exaltamos su riqueza patrimonial e histórica, sino que también rendimos homenaje a las mujeres y hombres que, con sus oficios, mantienen viva esta tradición barrial y cultural”, destacó Diego Parra Cortés, director del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural – IDPC.

La Dibujatón se articuló con el Mes del Patrimonio: Raíces que nos conectan, consolidándose como una estrategia innovadora de apropiación social. A través de bocetos rápidos o sketchs, los participantes reinterpretaron la plaza y dejaron un testimonio gráfico de la riqueza cultural de Bogotá, fortaleciendo el sentido de pertenencia y la valoración de los oficios tradicionales que aún sostienen la vida urbana.

El cierre del Mes del Patrimonio tuvo como protagonista esta jornada en Las Cruces. Allí, entre canastos de frutas, aromas de hierbas frescas y la voz cálida de los vivanderos, 32 participantes —jóvenes y adultos— redescubrieron la plaza a través del dibujo. Sus trazos fueron actos de memoria que honraron la vida cotidiana, los saberes transmitidos de generación en generación y la identidad de un barrio que ha resistido al paso del tiempo. Dibujar Las Cruces fue, en esencia, dibujar la memoria de la ciudad.

Los jurados del Premio Dibujatón: Activación Mes del Patrimonio 2025 señalaron que

“las propuestas ganadoras condensaron la existencia de diversos tipos de dibujo y formas originales de acercarse al contexto del barrio, las personas y la plaza de mercado de Las Cruces. Reunieron fortalezas relacionadas con los manejos técnicos, compositivos y espaciales en materiales y técnicas distintas, y se acercaron  de forma creativa a los valores del patrimonio material e inmaterial”.

Esta edición también se articuló con el Inventario de Patrimonio Vivo de las Plazas de Mercado que adelanta el IDPC, aportando nuevas miradas y relatos visuales que fortalecen la transmisión intergeneracional y el vínculo comunitario con estos espacios. Como reconocimiento, cada uno de los tres ganadores recibió un estímulo de $3.333.333.

Premio Dibujatón: niños, niñas y adolescentes 2025, dibuja tu patrimonio

La segunda edición del Premio Dibujatón: niños, niñas y adolescentes 2025 se llevó a cabo el 25 de octubre en dos sedes patrimoniales del Museo de Bogotá: la Casa Siete Balcones y la Casa Sámano, ubicadas en el corazón del Centro Histórico. Estos espacios, cargados de historia, se transformaron en escenarios abiertos para la imaginación, el juego y la creación.

La Casa Siete Balcones, con su arquitectura tradicional y sus balcones coloniales, invitó a las y los participantes a mirar la ciudad desde nuevas perspectivas, conectando el pasado con su propia imaginación. Por su parte, la Casa Sámano —una joya arquitectónica construida hacia 1780 y antigua residencia de uno de los últimos virreyes de la Nueva Granada— ofreció un recorrido por la historia colonial de Bogotá, donde muros de carga, carpinterías de madera y patios centrales dialogaron con los trazos contemporáneos de niñas, niños y adolescentes.

“Con este premio destacamos que el dibujo es más que una técnica: es una puerta de entrada para que niñas, niños y adolescentes se acerquen al patrimonio, lo exploren con curiosidad y lo hagan suyo a través de la expresión artística. Cada trazo es una manera de salvaguardar la memoria y los legados de nuestra ciudad, y de proyectar nuevas formas de entender lo patrimonial desde la voz de quienes lo heredarán”, afirmó Diego Parra, director del IDPC.

Las niñas y los niños se apropiaron de estas narraciones urbanas y las plasmaron a través de fachadas, caminos de piedra, balcones de madera, iglesias y múltiples ángulos donde la materialidad dialogó con el paisaje natural: los cerros orientales, la montaña y el entorno se integraron como fondo y abrazo simbólico de sus dibujos. Para muchos, esta experiencia —ajena hasta entonces— se convirtió en un ejercicio colectivo de habitar el lugar, compartir con amigos, conocer nuevas personas y verse a sí mismos como parte del patrimonio que dibujaban.

Las propuestas ganadoras reflejaron una relación sensible con los espacios visitados y una interpretación personal del recorrido. Texturas de calles, edificios, transeúntes y escenas cotidianas se mezclaron para construir miradas únicas, donde el patrimonio dejó de ser lejano y se volvió cercano, vivido y significativo.

La jornada estuvo precedida por tres recorridos pedagógicos realizados por el programa Civinautas del IDPC, uno por cada categoría, lo que permitió que las y los participantes exploraran el territorio, dialogaran sobre sus experiencias y pusieran en común sus valoraciones junto a sus acompañantes.

Para reconocer el talento y la participación, el premio contó con una bolsa de 18 millones de pesos, distribuidos en estímulos económicos para las tres categorías, garantizando un total de 39 estímulos con una diferencia progresiva del 5 % entre cada ganador.

Con estas dos ediciones, el Premio Dibujatón 2025 reafirmó que el patrimonio se fortalece cuando se vive en colectivo. Desde la infancia hasta la adultez, el dibujo se convirtió en un puente para reconocer, sentir y proyectar la ciudad, demostrando que cada trazo es también una forma de cuidar, activar y mantener viva la memoria de Bogotá.