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noviembre 28, 2024
En lo que va corrido del 2024 (septiembre) se han realizado cuatro sesiones del mecanismo de gestión, el cual permitió construir conjuntamente y aprobar el plan de acción como ruta de navegación del Plan Especial de Salvaguardia de los Usos, proyección artística y social del Teatro de Creación Colectiva en Bogotá. para los próximos diez años, brindando el acompañamiento técnico requerido en los campos de planeación estratégica e implementación del PES.
También se adelantó la priorización de resultados, productos y actividades para el primer año de implementación del PES.
Igualmente, se inició la gestión para llevar a cabo mapeo de espacios y grupos de la creación colectiva. Esta es una actividad que se está haciendo de manera conjunta con la Dirección del Observatorio y Gestión del Conocimiento Cultural de la SCRD e IDARTES. Tiene un tiempo previsto de 2 años y se desarrolla en 5 fases, la primera de las cuales inició en el segundo semestre del 2024, con la con el diseño de instrumento para la recolección de datos para la construcción del directorio de grupos y portadores de la Creación Colectiva.
Finalmente, se han llevado a cabo diferentes socializaciones del PES de los Usos, proyección artística y social del Teatro de Creación Colectiva en Bogotá. Estas socializaciones se han desarrollado en diferentes espacios tanto comunitarios como académicos y se dio inicio con las actividades tendientes a la suscripción de convenio entre la Universidad Distrital y el Instituto Distrital de Patrimonio y Cultura para el desarrollo de actividades en las líneas de caracterización, formación y comunicaciones del Plan Especial de Salvaguardia.
La Creación Colectiva de Teatro en Bogotá ha encontrado sus raíces y ha florecido en territorios emblemáticos, donde las dinámicas sociales y culturales de la ciudad se entrelazan con el arte teatral. Entre estos territorios, el Teatro La Candelaria se erige como un símbolo de resistencia cultural y una de las cunas de la creación colectiva.
Ubicado en el corazón histórico de Bogotá, el Teatro La Candelaria ha sido el epicentro de la creación colectiva. Este no solo es un lugar físico donde se han representado innumerables obras, sino también un espacio de construcción comunitaria. Aquí, actores, dramaturgos,directores y espectadores se han reunido durante décadas para dar vida a proyectos que cuestionan, investigan y narran la realidad colombiana. El teatro mismo es testigo de las luchas sociales, de la búsqueda de justicia y de la resistencia frente a las múltiples crisis que ha atravesado el país.
Imagen tomada de la página web del Teatro la Candelaria
Además de La Candelaria, la creación colectiva ha resonado en otros espacios culturales de Bogotá, como la Corporaciòn Colombiana de Teatro, el Teatro Garcpia Marquez el Original, el TECAL, el Teatro Taller de Colombia… que han sido centros de investigación y formación teatral, donde se sigue experimentando nuevas formas de crear colectivamente.
Imagen tomada del Registro fotográfico de la SCRD
La geografía del teatro, enclavado en el barrio La Candelaria, también tiene un significado especial: la cercanía a centros de poder, como la Plaza de Bolívar, convierte a este espacio en un escenario de lucha simbólica donde el arte confronta directamente las estructuras políticas y sociales.
Imagen tomada de la página web del Teatro la Candelaria
La Creación Colectiva de Teatro no solo implica una metodología, sino que está cargada de símbolos y elementos que reflejan su profundidad artística y social. Estos elementos, más allá de su función física, son portadores de significado, reflejando la resistencia, la experimentación y la comunidad.
Fuente: Teatro la Candelaria
Durante el primer año de implementación del Plan Especial de Salvaguardia del teatro de creación colectiva muchos han sido los retos, pero quizás uno ha sobresalido por sobre los demás: la necesidad de fortalecer los grupos de teatro. Esto es entender las dinámicas propias de los grupos, comprender sus similitudes, diferencias y adaptar los procesos propios del PES a sus necesidades. No es un asunto menor esta tarea, pues nos ha permitido profundizar en la noción misma de grupo y su relación recíproca con la Creación Colectiva como método. Por ello resulta pertinente retomar uno de los capítulos más relevantes del Plan Especial de salvaguardia titulado La Creación colectiva y la noción de grupo, del que presentamos a continuación un apartado adaptado:
Santiago García, en su texto titulado Sobre el concepto de grupo de teatro, afirma que existe una relación “tangencial” entre el grupo de teatro y la creación colectiva. Tangencial porque, afirmaba entonces, se tenía el prejuicio que pretendía “asociar automáticamente el concepto de grupo con el método de la creación colectiva” (García, 1999 [2022], p. 480). Pero para García, un grupo en la creación colectiva tiene tres características específicas que hacen posible identificarlo como tal. Parafraseando a García, estas son: la primera, la intención de desarrollar un proyecto estético que, a diferencia del emprendido por una empresa o compañía, no esté orientado a la garantía del éxito, incluso si esto implica una ganancia a nivel estético y un fracaso a nivel financiero. La segunda, la existencia de un programa con delineamientos comunes en relación con el repertorio y la tercera, la “aceptación reticente” de que dicha labor es un permanente intento por lograr consolidar público popular.
La distancia que Santiago García marca entre el grupo y la compañía, o la “franquicia”, y la apuesta por el ejercicio de la libertad creativa en colectivo, continúa hoy en día marcando una diferencia entre modalidades de creación artística y teatral enfocadas unas en crear “productos teatrales” y otras en desarrollar procesos creativos, cuyo fin puede (o no) ser una obra.
Fuente: Teatro la Candelaria
En la Creación colectiva se trata, sin más, de reconocer que el grupo de teatro es un modo de vida. “Modo de vida quiere decir una actividad constante, permanente, que implica unos hábitos en el sentido no mecánico, rutinario, sino de trabajo organizado, diario, en donde se pone en tensión las expectativas que se generan alrededor de las obras que se están creando, y la experiencia misma del grupo”. (Arcila, G. comunicación personal, 29 de abril de 2023). Este reconocimiento del grupo como pilar indiscutible de la creación colectiva genera indudablemente un trabajo de carácter horizontal, por lo que la teatróloga Vivian Martínez afirma que “la Creación colectiva es una forma de crear que está ligada con la experiencia del teatro de grupo; el teatro de grupo como un conglomerado de artistas que se unen en torno a una figura líder con la que compartes ideas, propósitos frente al teatro, y es una forma de creación en la que todos los integrantes del grupo tienen una responsabilidad directa en todas las decisiones de carácter artístico y de otro tipo que se pueden tomar dentro del colectivo” (Martínez, V., comunicación personal, 2 de mayo de 2023).
No se trata, en palabras de Patricia Ariza o de Gabriel Uribe, de un “colectivismo” en el que “todos hacen de todo”, o de un “democraterismo” para la toma de decisiones que involucre de manera “equitativa” los pareceres de los integrantes del grupo. Se trata, tal y como lo señala Martínez, de la participación responsable de los miembros del grupo en la toma de decisiones para la producción artística, y en la que la figura del director o directora teatral desempeña un papel fundamental. Como afirma Gabriel Uribe, “el director de una obra de proceso de Creación colectiva es aquel que tiene la capacidad de asimilar todo lo que producen los actores y los técnicos y los especialistas que van a estar en el teatro. Es decir, que tenga la capacidad de recoger eso”. (Uribe, J., comunicación personal, 2 de mayo de 2023).
En ocasiones se crean malentendidos y se piensa que la Creación colectiva es una manera de acabar con las especialidades del teatro, “en donde todo el mundo hace de todo”. Esta creencia está lejos de la realidad, pues de lo que se trata en realidad es de una horizontalidad entre los integrantes del grupo que reconoce y potencia los talentos individuales, y que, en palabras de Patricia Ariza, ve en el actor a un “sujeto creador”.
Fuente: Teatro la Candelaria
Nora González sintetiza buena parte de lo señalado hasta el momento, al enunciar la Creación Colectiva como una forma de vida “corajuda” que, al continuar apostándole al modelo de “grupo de teatro”, reta unas lógicas institucionales y burocráticas que promueven modelos de creación alrededor de proyectos cortoplacistas y que, a su vez, terminan dejando a los actores perdidos “como un barco sin mástil para saber para dónde van”. Reunirse en grupo para hacer teatro pareciera todavía más relevante en tiempos como los actuales, en los que el individualismo es el sistema imperante y en el que el colectivismo, pareciera un modelo “en extinción”.
Al valor especial de una producción artística cuando era acometida por un grupo, se refería así Santiago García:
“Es muy común en el medio teatral de hoy en día oír hablar de la crisis o la muerte de la concepción de grupo. Y me parece paradójico que se sienten tales afirmaciones cuando, precisamente hoy, los más destacados y serios investigadores en el campo de la sociología y de la antropología afirman que la alternativa más interesante para el futuro de la sociedad humana está cabalmente en el grupo, o en la tribu como la llama Michel Maffesoli”. (García, 1999 [2022], p. 481).
La Creación Colectiva de Teatro ha sobrevivido y prosperado gracias al trabajo de actores, directores, dramaturgos y académicos que han dedicado su vida a esta práctica. Estas personas no solo representan una corriente artística, sino que son la memoria viva que ha nutrido y expandido esta metodología, asegurando su continuidad.
El maestro Santiago García, co-fundador del Teatro La Candelaria, es una de las figuras más representativas de la creación colectiva en Colombia. Santiago García no solo fue un pionero en adoptar esta metodología, sino que inspiró a generaciones de artistas a explorar la creación como un proceso. Bajo su dirección, La Candelaria produjo algunas de las obras más icónicas de la creación colectiva, donde la voz de cada actor y creador fue escuchada y plasmada en el resultado final. Su legado sigue vivo en cada montaje y en la manera en que el teatro sigue transformando las realidades sociales.
Los actores y actrices son los principales portadores de la memoria viva en la creación teatral. No solo interpretan roles, sino que también aportan sus propias experiencias y vivencias al proceso de construcción del texto y la puesta en escena. Su formación en la creación colectiva implica un trabajo profundo en el que cada intérprete no solo se convierte en un vehículo para contar una historia, sino que también comparte su perspectiva única sobre la realidad social y cultural.
Imagen tomada de la página web del Teatro la Candelaria
Imagen tomada de la página web del Teatro la Candelaria
A menudo, estos artistas se involucran en talleres y espacios de creación que fomentan el diálogo y la colaboración, permitiendo que sus historias personales y colectivas se entrelazan en el tejido de la obra. Esto no solo enriquece el resultado final, sino que también crea un sentido de pertenencia y cohesión entre los participantes, fortaleciendo el lazo comunitario.