Instituto Distrital de Patrimonio Cultural

1. Memoria del territorio

La cultura de la bicicleta en Bogotá atraviesa múltiples territorios, desde las grandes avenidas, las entradas y salidas de la ciudad, las ciclorrutas, los velódromos y hasta los parques y barrios. Sin embargo, algunos lugares han sido icónicos para el desarrollo de esta manifestación cultural.

Grupo de ciclistas en ciclovia

Ciclovía de Bogotá

La Ciclovía de Bogotá es mucho más que un recorrido dominical; es una manifestación cultural que ha perdurado por más de cuatro décadas, transformándose en un símbolo de la vida urbana y en una expresión colectiva de movilidad, disfrute y apropiación del espacio público. Desde su creación en 1974, la Ciclovía ha sido un territorio en movimiento, un escenario en el que se entrelazan el deporte, la recreación, la sostenibilidad y el derecho a la ciudad.

Este espacio se despliega cada semana, abarcando kilómetros de calles y avenidas que conectan a toda la ciudad, desde el norte hasta el sur, y desde el oriente hasta el occidente. La Ciclovía no solo permite a miles de personas apropiarse de Bogotá de manera activa, sino que también crea una plataforma para la interacción social, el intercambio cultural, el disfrute ciudadano y el fortalecimiento del tejido comunitario.

Un recorrido por la historia

La Gran Manifestación del Pedal, organizada por el colectivo ciudadano procicla el 15 de diciembre de 1974, sentó las bases de lo que años después se convertiría en la Ciclovía dominical de Bogotá. Este evento, impulsado por la necesidad de recuperar el espacio público para los ciudadanos y ofrecer una alternativa a la congestión vehicular, marcó un hito en el uso de la bicicleta en la ciudad. El  evento cerró por espacio de 3 horas el circuito comprendido entre la carrera séptima y la carrera trece, entre calles 34 y 72 para el tránsito exclusivo de peatones y ciclistas. Esta manifestación que se repitió con éxito el 12 de octubre de 1975, visibilizó el uso de la bicicleta como una solución a los evidentes problemas de transporte en la ciudad y abrió las puertas para que la administración distrital realizará un estudio para examinar la viabilidad de la implementación de ciclovías en la ciudad. Así en 1976, bajo el mandato del entonces alcalde Luis Prieto Ocampo se promulgaron los decretos 566 y 567 que reglamentaron y tipificaron las ciclovías de Bogotá creando así los primeros cuatro circuitos.

Dos personas montando bicicleta en la ciclovía de Bogotá.

Sin embargo, no fue hasta 1982 que la Ciclovía comenzó a organizarse semanalmente, abarcando inicialmente algunos kilómetros en el centro de la ciudad. Su éxito fue tal que rápidamente se expandió, hasta consolidarse como una de las más grandes y longevas del mundo. Lo que comenzó como una iniciativa pionera para contribuir a los problemas de congestión se ha convertido en un símbolo de la sostenibilidad y la integración social. A lo largo de los años, la Ciclovía ha pasado de ser una simple medida de recreación urbana a ser un patrimonio vivo que refleja el compromiso de Bogotá con la movilidad activa y el bienestar ciudadano.

Gran Manifestación del Pedal el 15 de diciembre de 1974 en Bogotá.

Gran Manifestación del Pedal el 15 de diciembre de 1974 en Bogotá. Archivo particular. Fernando Caro Restrepo

La Ciclovía como espacio de transformación cultural

La Ciclovía no es solo un espacio físico; es un escenario en el que se desarrollan múltiples actividades que enriquecen la experiencia urbana. Desde clases de aeróbicos y yoga, hasta actividades artísticas, conciertos y ferias comunitarias, la Ciclovía se ha convertido en un espacio donde convergen diversas expresiones culturales. 

Este territorio simbólico ha sido testigo de manifestaciones deportivas, sociales y artísticas, que conectan a personas de todas las edades, géneros y procedencias.

Además, es en la Ciclovía donde la bicicleta ha encontrado su lugar preponderante. Cada domingo, las avenidas de Bogotá se llenan de ciclistas, tanto aficionados como profesionales, que recorren las calles de la ciudad en un ambiente de convivencia y respeto. La Ciclovía ha sido, sin duda, un catalizador para el crecimiento de la cultura ciclista en Bogotá, al ofrecer un espacio seguro y accesible para el uso de la bicicleta.

Un espacio que conecta territorios

El trayecto de la Ciclovía atraviesa una diversidad de paisajes urbanos, conectando barrios tradicionales y modernos, zonas comerciales, parques y espacios históricos. Entre sus tramos más representativos se encuentran el corredor de la Carrera Séptima, el cual atraviesa puntos icónicos como el Parque Nacional, la Calle 26,  y la Avenida Boyacá, que conecta el occidente de la ciudad con el Parque Simón Bolívar, uno de los epicentros recreativos de Bogotá.

Mapa de la ciclovia de bogotá

Este recorrido es mucho más que un paseo por las calles de la ciudad; es un viaje por la historia, la geografía y la cultura bogotana. Cada tramo de la Ciclovía tiene su propio carácter, su propia identidad, y refleja la diversidad de una ciudad que se mueve en múltiples direcciones, pero que encuentra en la bicicleta un punto común de encuentro.

Mujer en bicicleta por la calle

La Ciclovía como patrimonio vivo

La Ciclovía de Bogotá ha sido reconocida como una manifestación cultural y un patrimonio inmaterial de la ciudad debido a su capacidad para perdurar y evolucionar a lo largo del tiempo. Este espacio se ha adaptado a las necesidades y desafíos de cada época, desde su creación hasta la actualidad, y ha demostrado ser un modelo replicable en otras ciudades del mundo.

En la Ciclovía se materializan los principios de continuidad, diferenciación, memoria y cohesión que guían esta bitácora. Es un espacio que trasciende lo físico para convertirse en un territorio simbólico, un lugar donde la ciudad se redescubre y donde se refuerza la idea de que el espacio público pertenece a todos. A través de los años, la Ciclovía ha sido testigo de los cambios urbanos, pero también ha sido un espacio constante que une generaciones, formando parte de la memoria colectiva de los bogotanos.