Para que el plan saliera bien, debían madrugar. Héctor y su hijo Sebastián sabían que hay un largo camino de Kennedy al centro y la noche anterior habían acordado llegar a tiempo. Fueron puntuales a la hora de salir de su casa, pero parece que no contaron con que el tráfico en esta época no es tan denso como el habitual: llegaron una hora antes. 

El plan consistía en salir de su casa para entrar a otra. Eran las 9:00 a.m. y decidieron esperar en la puerta de la Casa de los Siete Balcones, una de las dos sedes del Museo de Bogotá. 

Luego de casi seis meses de estar cerrado al público, debido a la emergencia sanitaria por la COVID-19, el Museo de Bogotá abrió las puertas de la Casa a las 10:00 a.m. del sábado, 5 de septiembre. Héctor y Sebastián fueron parte de las 109 personas que ingresaron al museo el primer día de su reapertura. “Volver aquí es muy bueno para mí. Ojalá podamos seguir disfrutando más espacios que se abran así a la comunidad”, dijo Mauricio Bello, uno de los visitantes. 

Las salas y los patios del museo volvieron a ser habitados por niños, adultos mayores, novios, amigos o visitantes que llegaron solos en sus bicicletas. Para todos, incluidos los trabajadores del museo, primaron las reglas de bioseguridad: limpiarse los zapatos en el tapete dispuesto a la entrada, lavarse las manos, usar gel antibacterial, permitir el registro de datos y la temperatura corporal por parte del equipo de vigilancia, usar constantemente los tapabocas y cuidar el distanciamiento físico. 

La aplicación de las normas de bioseguridad llevó a que el Museo de Bogotá flexibilizara otras reglas habituales de muchos museos, como permitir que los visitantes ingresaran con sus maletas y bolsos o retirar los avisos de “No tocar”. Además, los visitantes tuvieron la libertad de recorrer el museo a su gusto. Algunos participaron en las visitas comentadas o se dejaron guiar por el recorrido sugerido, marcado con flechas en el suelo. 

En este sentido, Andrés Suárez, gerente del Museo de Bogotá, afirmó que “los visitantes vivieron una experiencia libre en el museo” y destacó el compromiso de todos por el cuidado mutuo durante el primer día de reapertura. “Hubo una cercanía social desde la distancia física. Para el público era muy importante tener esa posibilidad de reencontrarse con otros, verlos y escucharlos. Se notaba mucho la alegría de visitar el espacio”, agregó.