La función patrimonial de estos sitios está relacionada con el tipo de artículos que comercializan por su diversidad, particularidad y funcionalidad. También se relaciona con el valor que les han otorgado quienes los frecuentan gracias a los lazos de confianza, el contacto con personas con intereses comunes y el vínculo con las actividades cotidianas que genera el habitar, trabajar o transitar frecuentemente el centro histórico. Se destaca su permanencia a pesar de las transformaciones comerciales del territorio. Tiendas de artículos religiosos y litúrgicos, almacenes de artículos deportivos, clubes sociales y deportivos y librerías, son algunos ejemplos de lo que se incluye bajo esta categoría.

Las librerías, conocidas como insignias de la ciudad moderna, son lugares de encuentro con la lectura y el conocimiento. Gracias a su cercanía con universidades, bibliotecas y espacios culturales del centro histórico, han sido ejes de atracción de estudiantes, docentes, intelectuales, ciudadanos en general y turistas. Quienes las frecuentan, más que libros encuentran una experiencia cultural a través de la interacción con el librero, la exploración literaria y la memoria urbana.

Por su lado, los clubes sociales y deportivos se han consolidado como lugares de encuentro, recreación y tertulia de los sectores obreros y ejecutivos de la ciudad, han logrado permanecer como refugio de personas mayores que habitan el centro, de habitantes actuales de los barrios populares, de algunos trabajadores y estudiantes, y más recientemente y en menor medida, de turistas.