Hasta el momento se han realizado 9 mesas de diálogo en las que han participado 115 personas, incluidos miembros de los Consejos Locales de Patrimonio y de la Asociación Colombiana de Restauradores, académicos y organizaciones sociales representantes de pueblos étnicos, colectivos feministas y colectivos de jóvenes que trabajan en temas concernientes a la memoria, al patrimonio y las prácticas artísticas, entre otros ciudadanos interesados en la discusión.

Simultáneamente, desde el Instituto se ha hecho un seguimiento detallado de más de 17 conversatorios académicos y espacios de discusión acerca de la coyuntura de los monumentos en el espacio público. Asimismo, en colaboración con la Veeduría Distrital, se elaboró una estrategia para ampliar el debate a otros sectores de la ciudadanía, que incluye una encuesta ciudadana acerca del derribamiento del monumento a Gonzalo Jiménez de Quesada y el futuro que debería dársele a la escultura derribada. 

Gracias a los aportes de quienes han participado en estos diálogos y a la escucha atenta de las opiniones que la ciudadanía ha expresado en diversos escenarios desde el inicio de la movilización social, el IDPC ha podido trazar una ruta que permitirá generar decisiones de política pública en torno a la gestión y la valoración del patrimonio mueble en el espacio público. Los resultados de esta primera fase de diálogo serán socializados en detalle durante las próximas semanas. A continuación, se presentan algunos de los avances de la discusión :

1. El patrimonio mueble en el espacio público se ha convertido en escenario de debate, fenómeno que ha puesto en evidencia la necesidad de que el campo de lo patrimonial sea más amplio y diverso. En otras palabras, tradicionalmente, el espacio patrimonial se ha concebido como un relato único y, en este momento, otras voces hacen un llamado a construir nuevos relatos. Es posible que actualmente el tema de la valoración no esté directamente en consonancia con los valores planteados en la Constitución de 1991 la cual enmarca el diálogo en un país que se reconoce como multiétnico y pluricultural.
   
   
2. Las jornadas de movilización social han mostrado cómo los espacios patrimoniales son escenario de reivindicaciones sociales, en donde se congregan expresiones diversas de múltiples colectivos en torno al debate democrático. El IDPC entiende entonces el patrimonio cultural como campo de debate y disputa de sentidos.
   
   
3. El caso de la estatua de Gonzalo Jiménez de Quesada nos hace reflexionar sobre los dispositivos materiales en contextos patrimoniales, sobre quién decide qué es o qué no es patrimonio. Hemos identificado un consenso alrededor de la idea de que la escultura no debería volver a su pedestal en la plazoleta del Rosario. Hay quienes sugieren que su restauración debe hacer evidentes las huellas del derribamiento para ser expuesta en un museo. 

Desde inicios del año 2020, el IDPC ha estado resignificando monumentos con la ciudadanía, como la inclusión, en el monumento a Héroes, de los nombres de líderes sociales asesinados. 

Actualmente, el IDPC trabaja con convenciones de la UNESCO para las relaciones sociales que se dan entre la inmaterialidad y la materialidad, con énfasis en los patrimonios integrados. Se trata de un abordaje distinto del debate y, claramente, el cambio no se da de un día para otro. En esta perspectiva, el IDPC ha estado extendiendo la idea de la territorialización del patrimonio cultural y ha puesto la atención en lugares y relatos hasta ahora invisibilizados. Casos como el del legado campesino en Sumapaz o el patrimonio arqueológico en la Hacienda El Carmen, en Usme, abren nuevas preguntas sobre el vínculo social, más que una visión clásica del patrimonio, se busca una activación simbólica de los legados desde el presente..