La próxima conversación IDPC Campus, programada para este 18 de mayo, en un Facebook live, abordará la cartografía como una herramienta para mostrar y representar la realidad. Los mapas ya no son exclusividad de unos pocos, sino que se han convertido en herramientas de democratización y visibilización de aquello que antes parecía irrelevante. Actualmente, existe la posibilidad de mapear y resaltar aspectos que reflejan la diversidad y las vivencias individuales y colectivas de quienes habitan un territorio. 

La cartografía ha sido históricamente utilizada como instrumento de dominación. En la Edad Media, se enfocaba en la religión y se empleaba la imaginación para representar mundos desconocidos, creando divisiones entre el bien y el mal. En etapas posteriores, los mapas de los exploradores mostraban rutas de intercambio cultural y comercial, pero también fueron utilizados para someter y demarcar nuevos territorios, siendo símbolos de poder y orgullo nacional, así como instrumentos de colonización que borraban la memoria de los pueblos sometidos. 

En la actualidad, la cartografía desempeña un papel fundamental a nivel global, ya que permite tener una delimitación precisa de los territorios a través de mapas, imágenes satelitales y mediciones. Sin embargo, esto ha dado lugar a una lectura monótona y uniforme del entorno y su representación. Ante esto, la cartografía puede ser utilizada como una herramienta para resaltar y jerarquizar aquello que se desea enfatizar, mostrando la diversidad cultural. 

Desde esa idea, cuando hablamos de cartografía patrimonial, entendemos que se trata de una cartografía que va más allá del concepto clásico, desde donde se destacan elementos valiosos como lugares, prácticas y objetos que se quieren cuidar y preservar. Gracias a esta mirada, los y las ciudadanas tienen mayores posibilidades de agencia social en el reconocimiento, la autorepresentación y gestión de sus patrimonios.