Según el diagnóstico participativo realizado en 2023 por el IDPC, los valores, vínculos y afectos que la sociedad construyó en torno a este centro asistencial son tan antiguos como su propia historia y han sido útiles en la vida cotidiana de un país que acudía y significaba al hospital como proveedor de trabajo, cuidado, salud, solidaridad o conocimiento. Estos elementos eran sobre todo datos concretos de la vida social y no tanto un listado de características patrimoniales. ¿Cuándo se hacen patrimonio entonces? La pregunta no tiene una respuesta sencilla. Por lo pronto, puede ser de ayuda recordar que el interés mismo por la identificación y declaratoria del patrimonio es relativamente reciente y se remonta a las últimas décadas del siglo XX. Esto coincide en parte con los años de cambio del sistema de salud, la crisis hospitalaria derivada de él y el cierre del San Juan de Dios. En otras palabras, tampoco habría sido posible considerar al CHSJD patrimonio hace más de cincuenta años.

Es necesario resaltar que fue la acción de la sociedad en aquella coyuntura crítica entre 2001 y 2002, la que logró develar y configurar el carácter patrimonial del Hospital, en parte, porque la imposibilidad de preservarlo en el marco restrictivo del nuevo Sistema General de Seguridad Social en Salud (SGSSS) creado en 1993 solo dejó el camino de su defensa como Bien de Interés Cultural de la Nación, dada la inminencia de su desaparición articuló un conjunto de reflexiones de múltiples actores sobre su significación, reflexiones que tenían como propósito enunciarlo para mantenerlo vivo. Nada hay de paradójico en esto, al contrario, tiene todo el sentido que haya sido la acción de la sociedad, es decir el trabajo que hace ella sobre sí misma, el generador de aquel carácter patrimonial en un momento de crisis y no solo la valoración que un especialista o un técnico hubiese hecho.

En ese sentido, se ha perdido de vista el proceso de producción social de los patrimonios del CHSJD, que permite entender que el patrimonio, más que una cosa material o simbólica dada, a la que el paso del tiempo le va encostrando casi que naturalmente su patrimonialidad, es el producto de un proceso relacional en donde las personas, en entramados complejos, le van asignando al hospital sentidos y significados que emergen en situaciones históricas concretas y a través de prácticas y nociones que circulan en la vida social. Sin duda no todo en la sociedad es patrimonio, por lo que esa construcción social entraña una excepcionalidad, un valor y elementos identitarios que están por encima de otras manifestaciones culturales.