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Huertas urbanas en Bogotá

Huertas urbanas en Bogotá

La presencia de las huertas urbanas en Bogotá y su mayor estimación por parte de sus habitantes denotan, entre otras cosas, la necesidad de las sociedades contemporáneas por restablecer los vínculos entre los ciclos de producción y consumo en los ámbitos domésticos. La existencia de estos espacios implica, desde luego, la reintegración, en las maneras de habitar la ciudad, de conocimientos y prácticas asociados a la siembra, tales como los relativos al comportamiento de las aguas, los ciclos lunares y el cuidado de las semillas. Todo ello, además, representa la posibilidad de configurar espacios que garanticen la potestad de la ciudadanía sobre el suelo que ocupa en términos de soberanía alimentaria. 

Por supuesto, las áreas de cultivo existían en Bogotá desde antes de su fundación, y permanecieron vigentes en las maneras leer y estar en la ciudad, aunque fueron desapareciendo paulatinamente, hasta la segunda mitad del siglo XX. Con el acelerado proceso de urbanización de la capital y el afianzamiento de un modelo de ordenamiento territorial a su servicio, que desencadenó el progresivo reemplazo de las casas por edificaciones en altura, sumados a la hegemonía de las lógicas económicas de producción y consumo masivos, la producción y obtención de alimentos provenientes de las huertas caseras se vieron disminuidas a su mínima expresión. 

Bogotá, sin embargo, es un crisol de formas de vida. Las migraciones a la ciudad nos hablan de las experiencias de cuidadoras y cuidadores de semillas, que persisten en su defensa de la biodiversidad a pesar de las restricciones y reglamentaciones que han buscado monopolizar los frutos de la naturaleza; de tal manera, las zonas rurales de la capital comparten su espíritu de plantar y abastecerse de forma autónoma, con muchos parques de barrio, terrazas y jardines verticales. 

Para la agenda 2022 del Instituto Distrital de Patrimonio Cultural, se seleccionaron doce huertas de distintas zonas de Bogotá. Cada una tiene rasgos particulares que permiten ver un conjunto diverso pero cohesionado alrededor de la apuesta por integrar, a la vida de la ciudad, conocimientos y rasgos culturales que giran en torno al cultivo de la tierra. Sus historias hablan de zonas comunes en barrios y edificios; de proyectos de mediación en museos; de terrazas, patios, emprendimientos locales y defensa de derechos. Por su parte, el calendario nos muestra los ciclos lunares, equinoccios y solsticios, y se acompaña de algunas recomendaciones para el cuidado y el mantenimiento de las siembras. Quisimos, además, proponer una serie de ideas que puedan alimentar las iniciativas de creación de huertas, así como presentar a un grupo de mujeres y hombres dedicados al cuidado de semillas, jardines y cultivos, que están en disposición de transmitir su experiencia. 

Autores: José Antonio Ramírez, Agrupación Buenas Hierbas, Agrupación Redes y Relatos de Agricultores Urbanos, Alfredo Barón, Ximena Bernal.
Año: 2021

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