“Pensar” la ciudad. Imaginar, dibujar y construir una urbe, materializada mediante elementos que se caracterizan por el pragmatismo, lo cúbico y rectangular, y la renuncia a decoraciones excesivas en espacios que resultan útiles, sobrios y –no obstante la subjetividad de esta propiedad– estéticos, bien aprovechados y donde lo ecuánime e integral está tanto en lo propio como en su afuera; la particularidad interior del objeto se extiende al conjunto que lo rodea. ¿No es acaso esta una manera no sólo de idear diseños materiales, sino de moldear formas de existir? ¿Puede ser aplicado un criterio profesional a una filosofía de vida?
Al repasar la vida y obra de Arturo Robledo Ocampo (Manizales, 1930-Bogotá, 2007), es atinado responder a las anteriores inquietudes con vehementes síes. Él, que llegó a la capital de Colombia entre las décadas de los treinta y cuarenta, aún niño, proveniente de su natal Caldas, a causa del nomadismo a que su padre se veía obligado por las labores institucionales que desempeñaba, tenía un destino que hoy Bogotá agradece: haber hecho parte sobresaliente del grupo de gestores que transformaron sus intenciones en realidad, dejando un legado histórico para la ciudad, la riqueza construida del desarrollo urbano del siglo XX.
Por eso a Robledo, arquitecto de la Universidad Nacional –de la que además fue vicerrector y decano de Artes, entre otros cargos–, profesional comprometido con la búsqueda constante, incluso desde lo gremial, de mejores condiciones –de formación, consolidación y reconocimiento social– para el cuerpo arquitectónico colombiano, y acertado diseñador y ejecutor de obras para Bogotá, como los conjuntos multifamiliares Nueva Santa Fe y calle 26, del Banco Central Hipotecario, el Conjunto Residencial Calle del Sol, el Parque Residencial Calle 100 y los detalles de diseño –senderos, canales, terrazas, puentes, plazas, arborización– del Parque Metropolitano Simón Bolívar, por mencionar sólo algunas, el Instituto Distrital de Patrimonio Cultural le rinde un homenaje, a través del libro Arturo Robledo. La arquitectura como modo de vida.
Con tan especial publicación, esta entidad –adscrita a la Secretaría de Cultura, Recreación y Deporte– tiene el propósito no solamente de hacer un merecido reconocimiento a la labor de a quien los bogotanos y las bogotanas le deben buena parte de la belleza que tienen los tesoros arquitectónicos en los que habitan y a diario conviven, sino además de utilizar este capital para despertar en aquellos la conciencia alrededor de la valoración de la herencia construida de Bogotá, y así, apuntar a fomentar en la ciudadanía la protección por tan identificativos elementos de la historia del patrimonio inmueble del que la ciudad goza.
Autora: Beatriz García Moreno
Año: 2010